Atasco blanco… hasta que apareció Valverde

Adrián González.

Partido gris del Real Madrid, que se resuelve por una buena jugada de Vinícius. La ausencia de Benzema cada día es más grande. Buen partido del Leipzig, que generó pero no creó peligro.

Era la cita más complicada para el Real Madrid, la oportunidad de demostrar que realmente la había tocado el grupo más fácil, y sobre todo, de que en esta ocasión si se iban a poder evitar los sustos que se dieron la temporada pasada, especialmente en un Santiago Bernabéu que ya ha cumplido con el cupo de las emociones con la última edición.

Empezó el partido lento, con dos equipos que estaban más a gusto sin el balón que con él. Con dos conjuntos más pendientes de robar el balón que de pensar en que hacer con él cuando estuviera las botas. Mostraba problemas el Madrid en la construcción, con un Camavinga que no se hacía con el centro del campo, o por lo menos no le daba la pausa necesaria y un Modric que no podía todo. Los alemanes corrían, y provocaron más de un susto a los defensas blancos, con ayuda de Courtois incluida.

Hizo Nkunku su presentación oficial en un Santiago Bernabéu que le deseaba este verano, y que ha justificado por qué. Partía desde cualquier posición y llegaba hasta donde hiciera falta, combinándose con un Timo Werner empeñado en recuperar los dos años que parecía haber perdido en el Chelsea. Suyas fueron las primeras ocasiones, acompañados de forma permanente con un Forsberg que no tenía ni una idea buena, o eso debieron pensar Rudiguer y Nacho.

Así se terminó la primera parte, con un Leipzig que no se reividincaba como debía tras la debacle del Shaktar y un Madrid que no tenía prisas, tampoco ganas de sufrir mucho. Todo le sale bien en este comienzo a los de Ancelotti, que encima está consiguiendo desprenderse de su red de seguridad, de esos hombres que le dieron la gloria, pero que ahora mismo no están en condiciones de no rotar, como si la marcha de Casemiro le hubiera abierto definitivamente la mente.

Y así, mientras iban pasando los minutos, y realmente sin que pasara nada que pudiera hacer a los aficionados del Bernabéu levantarse de sus asientos, pasó lo que tenía que pasar. Y es que no es una ciencia exacta, pero si algo ha demostrado el Madrid es que no tiene prisa en cerrar los partidos. No había conseguido Vinícius repercutir en el partido, quizá presa de la fatiga, quizá influenciado por no tener al lado a su mejor acompañante, así como por los dos defensores que tenía pegado constantemente. Aun así, pese a todo, volvió a emerger el brasileño para hacer daño y decidir un partido. Un día más.

Rescató una jugada que parecía perdida, volvió loco una vez más a Simakan, que veía como se le escapaba el joven extremo por el centro, como soltaba un balón raso al otro lado, cambiando la dirección a un Rodrygo que sabía que tenía a Valverde detrás, por eso la dejó pasar, para que el uruguayo amagara, regateara y soltara con su zurda el balón al fondo de la red.

Y es que Valverdde es un jugador tremendo, pero que a partir del minuto sesenta, setenta u ochenta vale muchísimo más que el resto. Porque cuando todos están cansados él sigue jugando, como si el cansancio no existiera, como si el sudor solo fuera gasolina para unas piernas que corren incansablemente por el césped de un Bernabéu que también parece estar afectado por las obras.

Así se cerró el partido, pero no el resultado, pues apareció Asensio, con una entrada algo cuestionada en el Bernabéu y una actitud que parecía muy diferente a la de otras noches. Mensaje captado, pensó Ancelotti, que si algo le ha dado la edad es a aprender como dominar un vestuario, como tener contento todo el mundo y como apagar los fuegos. Y lo del mallorquín era una pequeña chispa, que se ha convertido en un bosque, no muy frondoso todavía pero al que ya le asoman las raíces.

Final feliz en el Santiago Bernabéu, con la efusividad de Valverde en el gol, la reivindicación de Marco Asensio y la necesidad que tiene el Madrid de un delantero centro cuando no está Benzema, porque hay cosas que Rodrygo no puede hacer todavía. El Leipzig tendrá que seguir peleando tras este 0/6 pero ha encontrado el camino que debe de seguir si quiere coger una de esas dos plazas que hay, una y media realmente, pues el club blanco ya ha conseguido meter el hocico por el hueco de los octavos. Todavía queda mucho aun así.

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