Redacción: Adrián González
Se enfrentaban el equipo imbatido en casa, contra el que todavía no había perdido fuera de ella, y el resultado no podía haber sido más poético, con ambos clubes respetando su particular inicio de curso y generando un empate que no rompe la imbatibilidad de ninguno, pero que en cambio deja algo tocado al Real Madrid.
Los de Jagoba Arrasate salieron con las ideas bien claras desde el primer momento: hacer valioso el 0-0 inicial. No jugaron el balón, pero no por una clase maestra del mediocampo del Real Madrid, sino porque directamente renunciaron a él, encerrándose en el área propia y esperando a que el equipo blanco se atreviera a penetrar la barrera.
Ahí surgen los mayores problemas del Real Madrid, incapaz apenas de crear en estático, y es que, pese al asedio que realizó, el papel de Sergio Herrera se puede considerar casi testimonial. Mejor hubiera sido si por lo menos hace el partido de su vida, como el ya famoso Athanasiadis.
Lo que queda claro es el agujero que tiene el Real Madrid en su banda derecha, y es que más allá del fatídico lateral derecho (no se ha visto mal a Carvajal hoy, por cierto), es imposible jugar un 4-3-3 sin un extremo diestro, y es que ni Asensio ni Rodrygo lo son. Mucho menos Hazard, por no hablar de un Vinícius al que quitar de la izquierda ahora misma sería un sacrilegio.
Parece broma, pero el Real Madrid echa de menos a Gareth Bale, alguien que pueda jugar de manera natural por el flanco derecho y aportar peligro, pues pese a lo bueno que es Vinícius, es inconcebible que al final del encuentro hayan sido 33 los ataques en su banda, por apenas 5 los intentado por la derecha. Los número ya no hablan, chillan.
También es incomprensible que Luka Jović no haya saltado al terreno de juego. Con un David García en modo imperial, había que utilizar a algún jugador capaz de despistar, aunque fuera mínimamente al navarro y fijarle, para que los demás pudieran actuar con algo más de libertad.
El que sí ha sabido interpretar bien el encuentro ha sido el de siempre, Karim Benzema, quien, con todo el respeto al sensacional Militão, ha sido el mejor del partido. Lo ha intentado desde todas las maneras posibles, pero ha sido incapaz de vencer a la defensa rojilla, que ha sido un muro que ni la magia del francés ha podido derribar. Y eso que tenía a Vinícius, pero dos contra once es un bagaje algo descompensado, más si tenemos en cuenta que el resto del Real Madrid se ha dedicado a probar fortuna desde lejos, un recurso algo basto y que no parece haber funcionado.