SOLDADO Y ARBELOA:MÁS QUE AMIGOS

Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista

Del SEK al Sheraton de Río Janeiro. Arbeloa y Soldado han pasado de compartir sueños de fútbol en la residencia del Real Madrid, a formar parte de una selección española de leyenda a la conquista de la Copa Confederaciones. Dos amigos íntimos que han vuelto a juntarse ni más ni menos que en Brasil.

Es la última parada de una amistad de éxito que antes compartió un ascenso a Segunda con el Castilla, la primera convocatoria con el primer equipo del Madrid o una gira de verano con los Zizou, Beckham, Figo y compañía.

Soldado y Arbeloa se conocieron en el SEK, la residencia donde se alojan y se forman académicamente los canteranos blancos reclutados de fuera. Allí coincidieron en 2001, cuando el defensa llegó procedente del Zaragoza. Aunque Arbeloa estaba en la residencia de los universitarios, porque estudiaba en la Camilo José Cela, el edificio era el mismo y a la Ciudad Deportiva —la de Castellana— iban en el mismo autobús.

Aquel año, Soldado empezaba en el Juvenil B, pero pronto dio el salto al A y ahí jugó junto a Arbeloa todo el año. Fue una amistad a primera vista. Conectaron enseguida y se hicieron inseparables.

Cuando dejaron la residencia, Arbeloa se fue a vivir con su hermano y Soldado con un compañero de equipo hasta que sus padres se vinieron a Madrid. Sin embargo, andaban todo el día juntos. Comían, cenaban, iban al cine y compartían su pasión por el baloncesto. De ahí vienen los motes por los que se conocen entre ellos.

Arbeloa llama a Roberto Soldier o Chauncey, por Billups, ex jugador de los Pistons que era el que el delantero se elegía siempre cuando jugaban al NBA en la Play. Soldado llama a Arbeloa Vareta o Tracy, por McGrady, que era el elegido por el madridista.

La buena relación que mantienen las mujeres de ambos no hizo más que fortalecer la amistad. El grupo se amplió a cuatro, pero seguían quedando cada vez que podían. De hecho, Carlota, la mujer de Arbeloa, es madrina de Enzo, uno de los hijos de Soldado y Rocío, su esposa. El valencianista estuvo en la boda de Arbeloa, pero el defensa no pudo estar en la del delantero porque se celebró un día antes de la final de la Euro 2008.

El fútbol les unió y también les separó, pero sólo geográficamente porque nunca perdieron el contacto. Tras triunfar en el Castilla, Arbeloa se fue a La Coruña y Soldado a Pamplona en busca de un sitio en la élite —la primera vez que se enfrentaron en Primera, Osasuna ganó 4-1 al Dépor con doblete de Soldado—.

Álvaro, incluso, salió de España para irse al Liverpool. Hasta el verano de 2009 no se volvieron a reunir. Fue en Madrid. El lateral fichó por el conjunto blanco y Soldado jugaba en el Getafe. Al final de la temporada, Roberto se marchó a Valencia. Desde entonces, la selección se ha convertido en el sitio ideal para disfrutar de su gran relación y se ha podido comprobar en la gira por EEUU y ahora en Brasil, donde se les puede ver todo el día juntos.

Gran día ante Uruguay

Allí, ambos han dado rienda suelta a su amistad. No se han separado ni en el campo. Compartieron titularidad ante Uruguay, en un día que fue muy especial para ellos. Incluso, tuvieron la oportunidad de celebrar el gol del delantero del Valencia. La de Arbeloa, sin duda, fue la felicitación más emocionante para Soldado. Su abrazo fue la imagen de dos amigos en el escenario más especial que se podían imaginar. La guinda a una amistad que empezó años atrás cuando los dos peleaban por vivir del fútbol.

A buen seguro, la exitosa carrera de ambos, coronada por su coincidencia en la Confederaciones, habrá formado parte de algunas de sus conversaciones durante estos días de concentración. Momentos en los que habrán recordado viejos tiempos, cuando sólo eran uno más de la decena de canteranos que intentaban hacerse un hueco en la élite. La Roja es testigo del triunfo de dos amigos. Tracy y Chauncey.

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