Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista
Fernando Morientes ostentaba hasta ayer el privilegio de ser el último jugador en la historia del Real Madrid en haber marcado cinco goles en un partido. Tenía 25 años. Trece han pasado desde aquel Real Madrid-Las Palmas (7-0) de la temporada 2001-02. El partido se jugó el 10 de febrero 2002 en el Bernabéu. Corría la jornada 25 del campeonato y el equipo blanco llegaba tercero en la tabla, posición que ocupó también al final, por detrás del Valencia, posterior campeón, y el Celta.
El delantero, que ayer celebraba su 39 cumpleaños, recuerda perfectamente aquella tarde, como no podía ser de otra forma. Incluso su memoria rescata que llegó a ese encuentro un tanto discutido por la afición porque llevaba unos cuantos partidos sin ver mucha puerta y había errado ocasiones claras en un partido de Copa contra el Athletic.
«Cuando marqué el segundo comencé a darme cuenta de que podía ser mi gran tarde. Como profesional nunca había hecho cinco tantos. En el Madrid entonces no había hecho ni tres en un partido, quizás en el Sonseca, en juveniles, sí lo había hecho. Pero esa tarde me notaba distinto. Me salía todo. Creo que rematé seis o siete veces, penalti que fallé incluido, y entraron cinco remates».
Fernando recuerda para MARCA uno por uno cómo fueron los tantos. «Cuatro fueron de cabeza en centro desde la derecha, los tres primeros de Figo y el último de Miñambres. El otro fue con el pie aprovechando un error del portero. El segundo se lo dediqué al abuelo de mi cuñada que acababa de fallecer, por eso señalé el cielo. En el primero con la alegría no me había acordado y entre uno y otro recordé que tenía pensado dedicárselo si marcaba y lo hice».
El penalti errado
Incluso pudo cerrar su gran tarde con un sexto gol. «Me hicieron un penalti. Solari cogió el balón para lanzarlo y yo no le dije nada. Ya estaba satisfecho con los cinco goles. Estaba siendo mi gran tarde y no le dí más importancia, pero todo el Bernabéu comenzó a corear mi nombre para que lo lanzara. Los compañeros pidieron a Solari que me dejara y lo hizo aunque se veía que tenía ganas de tirarlo. Yo fui un poco arrepentido, pensaba en Solari y la verdad es que no me centré en el remate. Tiré flojo y el portero lo paró».
De aquel día guarda en una vitrina la camiseta y el balón. Se lo entregó Turienzo en la mano. «Toma, te lo has ganado a pulso», le dijo. «La verdad es que lo veo de vez en cuando. Lo tengo con otros cinco o seis balones de otros tantos hat-trick. Uno con la selección, otro con el Valencia, otro con el Zaragoza, creo que otro con el Madrid… Lo que no sé es qué hará Cristiano con los 30 que debe tener ya. ¡Qué bestia! Supongo que los regalará. Yo los guardo. Son pocos».