No ha sido la noche. Cada vez que se celebra un título en los prolegómenos de un partido, da la sensación de que ya está todo hecho, y esto no ha hecho más que comenzar.
Hoy el Madrid no ha tenido la frescura de ideas necesaria para desarbolar a un Valencia que estuvo más de setenta minutos de los noventa del partido en su tercio del campo, que atacaba a ráfagas y que no juega el fútbol que de un equipo de Marcelino se espera.
Pero dentro de esta nube negra que esta noche se ha posado sobre el Bernabéu ha emergido una luz, (si no había emergido ya) que es el presente y futuro del club. Marco Asensio, una barbaridad de jugador que creo, humildemente, que va a sentar a algún jugador de la BBC.
El partido ha sido acoso y derribo constante del Real Madrid mientras que el Valencia ha aguantado muy bien las acometidas y ha sido a la contra de la manera que más peligro ha causado a la puerta de Keylor Navas, que como acción más destacada, ha sacado una mano providencial a una faja botada por Parejo que se colaba irremisiblemente en la meta blanca.
Dos puntos que se quedan por el camino en una liga recién empezada que esperemos no nos tengamos que acordar en las últimas jornadas.
HALA MADRID Y NADA MÁS