La crónica: realmadrid.com.
No era día de medias tintas. Era jornada de sí o sí; de exigencia máxima, tanto en la cancha como en la grada. Y se rindió en ambas direcciones. El Real Madrid ponía en juego el trabajo de toda la temporada y no defraudó. Sus jugadores, conscientes, jugaron a ratos con el alma y otros muchos con la cabeza para lograr el pase a la Final Four. Fue clave el dominio del rebote: 39 frente a 27. Por segundo año consecutivo, el Madrid está entre los cuatro mejores de Europa y peleará por coronarse rey del Viejo Continente. El primer escollo será el Barcelona el próximo 16 de mayo. Llull (20 puntos) y Reyes, espectacular en el rebote, fueron los mejores en un día en el que todo el equipo aportó lo suyo.
La grada, con alrededor de 14.000 personas, se encargó de calentar un pabellón en el que se libraba la última batalla. Ninguno de los dos equipos sorprendió de inicio. Ambos alinearon a sus cincos habituales y quisieron llevarse el partido a su terreno. Los primeros compases fueron de toma de contacto pero luego los blancos cogieron ritmo y quisieron despegar sobre todo gracias a un Sergio Llull que, para empezar, logró lo que no se logró en Atenas, anotar al contraataque. Con ayudas de Rudy, que tuvo que sentarse con dos faltas, y con Darden muy atento, los blancos llegaron al segundo cuarto con una ventaja de 6 puntos (18-12).
Tras varios arreones por ambas partes, y después de que el Madrid llegara a aventajar en 13 puntos a los griegos (38-25) en el segundo cuarto, cuando las actuaciones de Reyes, Mirotic y el Chacho acompañaron a las de un Llull monumental, el Olympiacos regresó al partido. Volvieron a cobrar protagonismo los árbitros, que pitaron una técnica a Pablo Laso que logró desconcentrar a los locales e hizo que el Olympiacos, tomara aire y tras un parcial 0-7 acabara yéndose al descanso 40-34, con el segundo cuarto empatado a 22 puntos.
El base-escolta menorquín, bastante acertado desde el 6,75, fue la mejor noticia para un equipo en el que, hasta ahora, el mejor jugador de la serie había sido Rudy. El menorquín se fue al descanso con 15 puntos, siendo el máximo anotador del equipo. Además, valoraba 19, con 2 asistencias y 2 rebotes.
La vuelta al parqué fue, nuevamente, de recuperación de la distancias y de tiras y aflojas. Mirotic, que ya avisó durante la primera mitad, le tomó el relevo a Llull y cogió galones de líder. Y Rudy volvió a demostrar que Milán es su siguiente objetivo durante toda la segunda mitad. Llegó al tercer cuarto con dos puntos y a partir de ahí comenzó a sumar (en el tercero logró 8. No valió un espectacular mate sobre la bocina). No obstante, y a pesar de que los blancos lograron, gracias a grandes balances defensivos y a las ayudas de los altos, irse en el marcador hasta 12 puntos, los griegos no se dejaron ir en ningún momento. Al final y gracias a la labor durante el partido de unos grandes Lojeski y Petway, se fueron 59-52. Es decir, vivos.
El Madrid se come al Olympiacos con el rebote ofensivo.
Con el aliento del Olympiacos todavía presente, Felipe Reyes y su espíritu de lucha hicieron las delicias de un Palacio que ya veía al equipo en la Final Four. El capitán, hiperactivo en la captura de rebotes ofensivos y acompañado en estas lides por Bourousis y ofreciendo oportunidades a los suyos, eran jaleados y se convertían en determinantes para la victoria. El Madrid lograba sus máximas ventajas durante este cuarto. El Olympiacos, que al principio se mantenía gracias a individualidades, acabó por capitular. El Madrid se convirtió en equipo de Final Four y se medirá al Barcelona el 16 de mayo.