Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista
Carlo Michelangelo Ancelotti tiene un problema. Bendito para algunos (muchos) y diabólico para otros. De mediocampo hacia arriba, cuenta con seis puestos por cubrir y siete estrellas disponibles: James, Modric, Kroos, Isco, Bale, Benzema y Cristiano. Tal cosa no ocurría desde hace cuatro meses. La última vez que se encontró en una situación similar, frente al Rayo y hace exactamente una vuelta, el entrenador dejó a Isco en el banquillo. No fue una larga condena. El malagueño regresó al siguiente partido porque Modric se lesionó con Croacia.
Así ha transcurrido gran parte de la temporada para el técnico italiano y así transcurrió un buen tramo de la pasada. Recuerden: cuando Di María pedía salir del club, la lesión de Khedira le hizo sitio en el once. Algunos lo llaman flor y otros floristería, pero lo cierto es que las lesiones han evitado a Ancelotti, repetidamente, la engorrosa tarea de elegir. Deberá hacerlo ahora, cuando se deciden los títulos y su futuro.
Desde que Bale se lesionó el 10 de octubre, el Madrid sólo ha jugado un partido con sus mejores hombres (referidos siempre a centrocampistas y delanteros); fue en el mencionado duelo ante el Rayo (5-1). Antes, el equipo había disputado once partidos en plenitud (ocho victorias, un empate y dos derrotas contra el Atlético) con una tendencia evidente: Isco fue suplente ocho veces.
Sin Bale, Ancelotti pudo incorporar a Isco y, sin Modric, consiguió hacerlo fijo en el mediocampo. Para entonces ya era el futbolista más celebrado por la afición. Su rendimiento también cautivó al entrenador, que lo declaró “innegociable”, después de señalar como “intocables” a los integrantes de la BBC y al tiempo que cargaba de minutos a Kroos. El sudoku se complicaba. Por suerte, el arte de la diplomacia (Carletto es entrenador y cónsul) exige más flexibilidad que firmeza.
El Madrid enlazó 22 triunfos consecutivos aunque en las últimas victorias (diciembre sin Modric) ya se detectó una pérdida de aire que no impidió ganar el Mundialito ante rivales menores. Después, en 2015, llegaron los tropiezos. Derrota en Mestalla, eliminación en Copa, debacle en el Calderón y reacción insuficiente en el Camp Nou. Las últimas sensaciones, no obstante, pesan más que la buena memoria: Modric ha puesto orden y con James se ha ganado filo.
Dilema. Ese es el panorama que divisa Ancelotti a nueve partidos para el final de la Liga y a cuatro de la final de la Champions. Si sienta a Isco despreciará su magia y capacidad de sacrificio (sólo Kroos recupera más balones); por otro lado, tampoco parece sensato ignorar la frescura y verticalidad que ofrece James. Añadan al dilema del técnico una pulsión insatisfecha: jugar con un 4-4-2.
De momento, los internautas de AS.com han emitido un primer veredicto: el 31,9% sentaría a Bale, precisamente el futbolista al que defendió Florentino de las insidias periodísticas. El sudoku vuelve a complicarse a la espera de que hable Ancelotti o de que lo haga su flor.