CRISTIANO,BAJÓN DE ORO

Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista

Cristiano no pasa por un buen momento. Desde que el Madrid viajó a Marruecos para jugar el Mundial de Clubes, el portugués está distinto. Sus números se han resentido, su juego es muy poco influyente en el equipo y se le nota mermado físicamente. Su explosivo e histórico arranque de temporada sirvió para arañar los últimos votos del Balón de Oro. Pero ahora se le nota desinflado, como si estuviera acusando ese esfuerzo.

Ese efecto no es nuevo. Cristiano siempre ha sufrido bajones en su rendimiento después de recibir el Balón de Oro. Sea por relajación, por pérdida momentanea de tensión o por problemas físicos, cada vez que el portugués ha recibido el dorado galardón sus números han dado un bajón.

Esta vez esa sensación se ha acrecentado tras su actuación en Córdoba, donde perdió los papeles y acabó expulsado. Esta temporada, a pesar de su evidente merma física, que no le permite rendir en los últimos partidos a su nivel habitual, no estaba teniendo una pérdida grande de sus registros goleadores, pero los dos partidos de sanción y el hecho de irse de El Arcángel sin marcar, complican su reto de superar el récord de goles de Messi en una temporada, 50, por 28 del luso ahora.

Los tres partidos que ha disputado desde que recibió el Balón de Oro, a pesar de haber marcado tres goles, no han sido brillantes. En el intento de remontada ante el Atlético en el Bernabéu apenas se le vio, cuando le tocaba liderar la hazaña. En Getafe Benzema le regaló el primero de sus dos goles y le despertó del letargo de una primera parte vacía, de lo peor que se le recuerda a Cristiano Ronaldo con la camiseta del Madrid. Y después vino el show de Córdoba, con agresión y gesto de superioridad incluidos.

Tres trofeos, tres bajones
No es la primera vez, decíamos, que Cristiano baja el nivel tras recibir el Balón de Oro. Ya le sucedió la temporada pasada y en la campaña 2008-09, aún en el Manchester United. En aquel año, tras ser anunciado en diciembre como ganador de su primer galardón, sufrió un bajón que le dejó en un gol en los diez siguientes partidos. Y se lo hizo a un rival débil, el Gamba Osaka, en semifinales del Mundial de Clubes.

Su media goleadora pasó de los 0,53 goles por partido que anotaba antes de ganar el Balón de Oro a un paupérrimo promedio de 0,17 tantos por encuentro en el mes siguiente al anuncio, realizado el 2 de diciembre de 2008.

Tampoco se libró la temporada pasada Cristiano de la maldición, bendita maldición, claro, post Balón de Oro. Llegó al 13 de enero, día de la gala en Zúrich, promediando 1,21 goles por partido. Una barbaridad que le sirvió de arreón final, junto a su actuación con Portugal en aquella repesca ante Suecia, para amarrar su segundo trofeo.

Pero tras la gala llegó el bajón. Cinco goles en el mes siguiente a sus lágrimas en la recogida del trofeo en ocho partidos jugados. Su media bajó a los 0,63 goles por partido y, además, se vio involucrado en otra acción polémica en ese período, su expulsión en San Mamés que le costó tres partidos de sanción.

Este curso tampoco se ha salvado, aunque tiene tiempo de enmendarse y cerrar su mes post Balón de Oro en el Calderón y contra el Deportivo en casa, justo cuando se cumplirá un mes de su triunfo en Zúrich.

Cristiano pidió unas semanas para ponerse a tono y, aunque una sanción nunca es la mejor manera de tomarse un descanso, el luso dispondrá de una mini pretemporada para poder volver a su máximo nivel. Entonces arrancará su candidatura al Balón de Oro del año que viene. A buen seguro que firma empezar con bajón también en 2016.

Bajón de oro para Cristiano

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