La crónica: Carlos Sánchez/Cartagena-Latribunamadridista.com.
La mayoría de futbolistas españoles que han desfilado esta noche por el Cartagonova están ya jugando de manera más o menos regular en Primera División. Algunos de ellos, llegarán al máximo nivel mundial, y un par parecen tocados por esa varita mágica que te otorga ese ‘algo’ diferente, como por ejemplo Morata u Óliver Torres. Esta noche hemos visto desfilar todo un elenco de estrellas presentes y futuras. ¿Cuanto tardaremos en volver a ver algo similar? Por eso da mucha más pena el estado en el que se encontraba el terreno de juego en el día de hoy. Un problema estructural, una deficiencia que no se subsana porque cada verano se pone parche sobre parche. Hoy toda España ha visto que se necesita una solución permanente a ese problema.
Yendo al partido propiamente dicho, poca historia sobre el verde del municipal. Lo único que se salió sobre el guión previsto es que lo que se presumía como una noche de goleada, terminó con un solitario tanto en el marcados. Cuando apenas se llevaban ocho minutos de juego, Sarabia realizó una buena jugada por banda derecha, encaró y centró la pelota al corazón del área. Allí esperaba Morata, que cabeceó el balón a la red con el beneplácito del portero magiar, que realizó una estirada tan poco ortodoxa como poco efectiva. Prácticamente al primer acercamiento llegó el premio lo que, como comentaba antes, parecía indicar que llegaría una lluvia de goles.
Durante la primera mitad, el dominio español fue aplastante. Los de Lopetegui movían la pelota de lado a lado, y pretendían sorprender con las entradas de los laterales a una bien pertrechada Hungría, pero que ofreció poco más. Hubo un par de acercamientos por la izquierda por parte de Juan Bernat, cuyas similitudes con Jordi Alba – por posición, constitución y manera de jugar – son más que evidentes. Sin embargo, el acierto final no terminaba de llegar. El balón no corría con velocidad porque botaba demasiado sobre el polémico césped del Cartagonova. Y eso perjudicó.
Al inicio de la segunda mitad, hubo un delicado y peligroso momento de desconexión por parte de la selección española. Durante 20 minutos, España fue la inoperante y Hungría la peligrosa. Tanto fue así, que entre Carvajal y el palo salvaron una oportunidad que podría haber supuesto el empate, ya que el portero Pacheco se encontraba completamente vencido y batido. Una situación que no gustó a Lopetegui, quien comenzó a mover el banquillo reorganizando el equipo con la entrada de Rubén Pardo por Sarabia para colocarlo como doble pivote junto a Campaña.
De ahí hasta el final, poco más. España se conformaba con el 1-0 y Hungría se conformaba con no recibir más goles. Sólo la entrada de Deulofeu en las postrimerías del encuentro animó lo que quedaba de partido, dándole electricidad y viveza a la banda derecha. De todos modos, tuvo poco tiempo para mostrar su fútbol, porque enseguida el árbitro decretó el final del encuentro. Tres puntos más para España en el camino al europeo 2015 de la categoría.
En definitiva, un encuentro que disfrutó una afición que llenó el Cartagonova para ver a las estrellas de hoy y de mañana, y que deja en evidencia frente a todo el mundo futbolístico el problema del césped en el Cartagonova. Una noche festiva en la grada y algo deslucida en el terreno de juego.
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