Redacción: Jorge Gómez-Manzanilla-Abel Alaminos-Pedro Cánovas/ LaNocheDelDeporteEspañolTV-deporteolimpico.net-blogolimpico.com/ Imágenes: LaLigaSports.com
Al igual que ocurrió con la Mountain Bike, el COI que abrió con la llegada del siglo XXI el programa olímpico, el Taekwondo que había sido hasta la fecha y desde Seúl 1988 deporte de exhibición, entraba en Sídney 2000 como deporte olímpico.
Y en el caso de España, este deporte afincado en Corea del Sur iba a ser una mina de metales. De hecho, en Seúl 88 ya habíamos logrado ocho y en Barcelona 92 seis.
En cuanto a Esparza, el español llevaba todos esos años esperando ser olímpico y conquistar una medalla sin ser de exhibición. De hecho, tras el quinto campeonato de España consecutivo, la Federación de Taekwondo lo mandó a Corea del Sur a perfeccionarse.
Campeón de Europa en 1992, campeón de Europa nuevamente en 1996 y subcampeón de Europa en 1995 lograría la Plata en 1998. Sin duda, estaba listo para asaltar las medallas en Sídney aunque según se acercaba la fecha comenzaron los problemas.
Lesión en el ligamento posterior cruzado de la rodilla derecha, lesión en el menisco de su rodilla izquierda aunque ya estaba en Sídney y nada iba a impedir su asalto a las medallas.
De hecho y tras estar exento en su primer combate, ganaría el segundo al marroquí Younes Sekkat (3-1) aunque un golpe en la tibia de su rodilla izquierda se sumó a los del menisco en esa rodilla y al ligamento cruzado de la diestra.
En el segundo combate, Esparza sacó todo el taekwondo que llevaba dentro y por (6-1) ganó al húngaro Joseph Selim metiéndose en la final donde lo esperaba el griego Michail Mouroutsos. Igualado el primer asalto, en el segundo un golpe de Esparza tuvo la réplica del heleno llegándose al tercer y definitivo asalto con la máxima igualdad.
Un golpe de Michail lo neutralizó con otro Gabriel pero en el intercambio de golpes y puntos terminó el griego sumando 4 por 2 del español y lógicamente logrando la medalla de Oro. En el caso de Gabriel Esparza, un metal de Plata, por los doce años de espera y por la cantidad de lesiones que atravesaba en su cuerpo habría que considerarla como Plata-Dorada.