Redacción: Jorge Gómez-Manzanilla-Abel Alaminos-Pedro Cánovas/ LaNocheDelDeporteEspañolTV-deporteolímpico.net-blogolímpico.com/ Imágenes: Laligasports.com
Como ya he visto a lo largo de todos los deportes que han tenido éxito y medalla en los Juegos Olímpicos, en todos ellos existe un momento que se rompe el maleficio, tal y como menciona Fernando Carreño en su libro Héroes Olímpicos Españoles, se rompe el techo de cristal y en el caso del balonmano masculino español se alcanzó con el Bronce en Atlanta 1996 para ya entrado el siglo XXI, ganar dos mundiales (2005 y 2013), dos europeos (2008 y 2020) y dos medallas olímpicas más, todas ellas de Bronce, en Sídney 2000 y en Pekín 2008.
Y eso que el ciclo olímpico hasta Atlanta 1996 no había sido nada bueno como tampoco lo fueron, realmente no estábamos aún preparados, en Barcelona 1992, de ahí que su discreta participación no debería tacharse de fracaso como si lo fue la del baloncesto masculino español en el 92.
Quintos en el mundial del 93 y undécimos en el mundial de Islandia 1995, España, sí tendría ese momento esperanzador en los campeonatos de Europa, recientes aún ya que fueron creados en 1993, con la medalla de Plata en unos europeos celebrados en España en 1996 y donde sólo Rusia nos apartó de la medalla de Oro.
Y en Atlanta 96 donde sólo hubo una inclusión de última hora, con respecto a los subcampeones europeos, un joven del Barcelona llamado Iñaki Urdangarín entraba en la convocatoria de Juan de Dios Román.
Debutamos, con derrota, ante Francia (27-25) con una mala actuación arbitral descaradamente a favor de una Francia que en sus filas tenía al número uno, Jackson Richardson.
Sin embargo, España se recuperó y ganó a Alemania por (22-20) comenzando la inercia positiva de un grupo de campeones que tenía en sus filas a Talant Dushebaiev, ruso nacionalizado español que había ganado el Oro Olímpico con CEI en Barcelona 1992.
Ante Argelia, España volvió a ganar (20-14) y mirar hacia las semifinales.
Se ganó para ello a Brasil (27-18), tercer triunfo consecutivo antes de medirnos a Egipto. Nos valía el empate pero ganamos por (20-19).
En semifinales, Francia, la gran favorita iba por el otro lado del cuadro y que caería sorprendentemente ante Croacia, a la postre campeona olímpica a costa de Suecia, nuestro rival en semifinales.
España dio la cara y de hecho, ganaba de dos al descanso (10-12) pero un aluvión de goles suecos en la segunda mitad (25-20) al final, nos impidió pelear por el Oro, una veterana selección que buscaba el Oro Olímpico para culminar una gran carrera deportiva (Per Carlem, Hajas, Hedin, Olsson, Svensson o Wislander, entre otros).
Por el Bronce y como suele pasar en la mayoría de estas ocasiones, la selección que es favorita al Oro y pierde en semifinales suele quedarse muy mermada para luego pelear por la medalla y así pasó con Francia que se vio superada por España en un gran segundo tiempo (19-13 fue la máxima para los nuestros) que lograría el metal al imponerse por (27-25), un Bronce-Dorado que marcó el camino del posterior éxito de una generación de balonmano, Jaume Fort, Mateo Garralda, Josu Olalla, Rafa Guijosa, Talant Dushebaiev y un mencionado anteriormente, Iñaki Urdangarín que aquel mágico día conoció a la Infanta Cristina De Borbón casándose años más tarde y entrando a formar parte de la Casa Real, de una Casa Real de la que eso sí, saldría por la puerta de atrás y terminaría por corrupción en la cárcel pero como dice el bueno de Fernando Carreño, eso ya es otra historia…