Redacción: Jorge Gómez-Manzanilla-Abel Alaminos-Pedro Cánovas/ LaNocheDelDeporteEspañolTV-deporteolimpico.net-blogolimpico.com/ Imágenes: La Liga Sports
Con dos medallas olímpicas, Oro y Plata, ambas en Puntuación, y siete mundiales a sus espaldas, el Rey de la Pista, Joan Llaneras no había vivido ni muchos menos un ciclo olímpico sencillo y no ya por los éxitos deportivos sino por los personales.
En el caso de los deportivos, el 2006 pintaba muy bien tanto para Joan como para su compañero de siempre, su gran amigo, Isaac Gálvez, campeones del Mundo en Madison en Manchester 2006 pero justo unos días después, cuando competían en la famosa prueba de Los Seis días de Gante, Isaac Gálvez encontraba la muerte de la manera más trágica, compitiendo y en un choque con el belga De Fauw que le llevó por la inercia del golpe y la velocidad del mismo a chocar contra una valla exterior perforándose el corazón y los pulmones y muriendo lógicamente en el acto, una trágica y accidental muerte que tuvo desgraciadamente, otra segunda parte igualmente trágica que la primera, la del belga De Fauw que tres años más tarde y sin superar aquella depresión, se quitaba la vida.
Sin duda, momentos difíciles y de no ser por el gen ganador de Joan Llaneras, de nuestro Rey de la Pista, imposibles de superar.
De hecho, Joan no llegó en las mejores condiciones a Pekín 2008 pero pidió tranquilidad ya que sabía que su mejor enemigo era el mismo y también sabía que Isaac le mandaría toca la fuerza desde el cielo.
Con el objetivo de volver a lograr medalla en Puntuación y casi la obligación de hacerlo en la prueba que llevaba olimpiadas esperando, el Madison, en la que corría con el fallecido Gálvez, Llaneras se plantó en Pekín.
Y en Puntuación, no falló y volvió a lograr el Oro de Sídney 2000 convirtiéndose en el primer ciclista español en sumar tres medallas en tres olimpiadas distintas.
Y eso que enfrente tuvo a viejos conocidos como el uruguayo Wynants o el ruso Ignatiev pero al igual que en Atenas 2004, el rival iba a batir iba a ser el español y al igual que en la capital griega iba a estar muy marcador en cada una de las 160 vueltas.
De hecho, tuvo que renunciar a la estrategia y recurrir como remarca Fernando Carreño en su libro Héroes Olímpicos Españoles, a la fuerza bruta para ganar la medalla. Así, a falta de 60 vueltas lanzó su primer ataque y logró tras ocho vueltas, ganar vuelta e igualar al grupo liderado por el alemán Kluge.
Justo a falta de cuarenta vueltas dio el segundo esprint y sólo el británico Newton pudo seguirlo algo que no impidió a nuestro Rey de la Pista coronarse como medalla de Oro, la segunda dorada y de paso, el primer ciclista español en ganar tres medallas consecutivas en unos Juegos Olímpicos. Feliz y con los pulgares al cielo dedicando la medalla a su amigo Gálvez, Joan cumplía la primera parte de la promesa realizada a su amigo en el cielo pero aún le quedaba la segunda, el deseado Madison.