Redacción: Álvaro Quetglas/Latribunamadridista
28 de mayo de 2016. Real Madrid y Atlético volvían a encontrarse en una final de la Champions League. Vikingos y colchoneros luchaban de nuevo frente a frente por ser el mejor equipo de Europa. Al contrario que en Lisboa, el Real Madrid se adelantaba muy pronto- alrededor de los quince minutos de choque- gracias, de nuevo, a un gol de Sergio Ramos.
En la segunda mitad, el conjunto de Zidane intentó marcar el segundo gol para finiquitar el choque pero no llegó. Y, el Atlético, lo aprovechó. Los de Simeone marcaron el empate a uno cuando faltaban apenas diez minutos para el silbato final del colegiado. Al término de los noventa minutos, el choque terminaba en tablas y la prórroga esperaba a ambos.
En los treinta minutos adiciones, los dos equipos jugaron con mucho respeto y con miedo a cometer un fallo que fuese decisivo para el resultado final. Además, el esfuerzo físico les pasó factura y no pudieron marcar ningún gol. Por lo tanto, la agonía se prolongaba hasta la tanda de penaltis.
En los lanzamientos desde los once metros, los jugadores de Real Madrid y Atlético estuvieron formidables. Todos tiraron sus respectivos penaltis estupendamente, sin dar oportunidad alguna a los guardametas. Hasta que llegó el lanzamiento de Juanfran. El del Atlético ajustó mucho su tiro y el poste lo repeló, desatando la euforia de la afición blanca. Cristiano Ronaldo, que era el quinto hombre del Real Madrid en lanzar, era el encargado de- en caso de superar a Oblak- dar al Madrid su undécima Champions. Y, el luso, no falló.
Con el gol de Cristiano, el Real Madrid certificaba su undécima Champions League y la primera de Zidane como primer técnico del equipo. El entrenador francés, que había llegado apenas cinco meses antes, se encumbraba en menos de un año como entrenador del equipo.