Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista
El Rey Juan Carlos, que ha decidido abdicar en su hijo el Príncipe de Asturias, es un gran aficionado al deporte, que en sus 39 años de mandato siempre ha estado cerca de los deportistas y vivió la experiencia de haber sido olímpico en los Juegos de Múnich’72.
Amante del esquí, la equitación, la aeronáutica, el tenis, el kárate y el judo, una de las últimas apariciones del Rey, junto a la Reina Sofía, fue el pasado 24 de mayo en Lisboa, en la final de la Liga de Campeones de fútbol, la primera en la que se enfrentaban dos equipos de una misma ciudad y en la que el Real Madrid logró su décimo título frente al Atlético de Madrid.
Apenas un mes antes, el 18 de abril en Valencia, Don Juan Carlos entregó su última Copa de la competición que lleva su nombre al capitán del Real Madrid, Iker Casillas, tras imponerse en la final al Fútbol Club Barcelona.
Otro de sus más recientes reconocimientos a deportistas ocurrió el pasado 1 de abril cuando hizo entrega a la nadadora paralímpica Teresa Perales, la española con más medallas (22), de la Gran Cruz del Mérito Deportivo en una ceremonia en la Zarzuela.
«¡Enhorabuena, campeón!», bromeó el Rey cariñosamente con el hijo de la aragonesa, que acababa de cumplir cuatro años y observaba con curiosidad la banda de la condecoración impuesta a su madre.
El deporte ocupa un espacio importante en la biografía de Don Juan Carlos, que formó parte del equipo de vela que representó a España en la cita olímpica de Múnich. El Rey compitió en la clase Dragón Open, el 8 de septiembre de 1972, en el Olimpia Yachting Center Kiel-Schilksee, y finalizó en el puesto 15.
Veinte años después, el 8 de julio de 1992, don Juan Carlos recibió en el Palacio Real la antorcha olímpica, días antes de inaugurar en el estadio de Montjuic los Juegos de la XXV Olimpiada, que se celebraron en Barcelona del 25 de julio al 9 de agosto.
Entonces pudo celebrar la participación como abanderado español de su hijo, el príncipe Felipe, que también compitió en vela, un deporte muy presente en la vida del Rey y que ha practicado hasta mayo de 2011.
Don Juan Carlos fue el ganador absoluto en el trofeo Copa del Rey de Vela de 1993, título que revalidó a la caña de la embarcación «Bribón» en agosto de 1994.
Como patrón del «Bribón» también ganó en agosto del año 2000 la XIX Copa del Rey, trofeo que conquistaba por quinta vez.
La imagen del monarca en muchas competiciones de los únicos Juegos Olímpicos celebrados en España, en Barcelona’92, para animar a los deportistas españoles, ha sido una constante que ha tenido réplica tras gestas importantes como las victorias en los Mundiales y Eurocopas de fútbol, baloncesto, balonmano y la Copa Davis.
Sus gestos de cariño mostrados personalmente a técnicos y deportistas forman parte de la historia del deporte español, que atesora instantáneas de momentos inolvidables, como el que el monarca dedicó a la selección de fútbol tras ganar el Mundial de Sudáfrica 2010.
«Gracias por hacer realidad nuestros mejores sueños», dijo don Juan Carlos, que horas antes de la final de la Eurocopa de 2012 en Kiev telefoneó al seleccionador, Vicente Del Bosque, para transmitir su apoyo al equipo, al que también recibió después de ganar el europeo 2008. En aquella recepción, Don Juan Carlos lamentó, en tono de broma, no poder mantear en la Zarzuela al ya fallecido Luis Aragonés.
El Rey, que mantuvo un almuerzo privado con Rafa Nadal después de que éste se perdiera por lesión los Juegos de Londres 2012, definió a Severiano Ballesteros como «un ejemplo» tras la operación a la que el golfista fallecido se sometió en 2009 e invitó a la reconciliación de Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa al asir sus brazos en el podio del circuito de Jerez de la Frontera en marzo de 2008.
La agenda del monarca ha encontrado habitualmente hueco para apoyar al deporte, como demostró su intervención, el 2 de octubre de 2009 en Copenhague, en la presentación de Madrid ante la Asamblea del COI para organizar los Juegos de 2016.
Aunque sus últimas intervenciones quirúrgicas le han impedido asistir a las entregas recientes de los Premios Nacionales del Deporte, el Rey ha presidido normalmente estas ceremonias como la celebrada en febrero de 2011, en la que destacó el papel integrador del deporte y agradeció el esfuerzo de los galardonados, y el de «tantos otros que han venido abriendo camino desde hace años» para que España sea «hoy una potencia deportiva de primer orden».
«El deporte nos enriquece como seres humanos y nos une como sociedad al reforzar y ensalzar los mejores valores individuales y colectivos y al fortalecer nuestro espíritu de lucha en todos los órdenes de la vida», afirmó el monarca entonces.