Crónica-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Open de Australia-LaTribunaMadridista
Tras otro monumental episodio de drama en la húmeda calina de la noche australiana, entre alaridos de cornejas y ataques de espesa angustia, Rafael Nadal Parera resucitó ante el estadounidense Tim ‘Smee’ Smyczek para rescatar un partido y un torneo que parecían irremisiblemente perdidos. Después de cuatro horas, doce minutos y cinco sets al límite de una tensión espeluznante, Nadal, actual tercer jugador mundial, se impuso a Smyczek por 6-2, 3-6, 6-7 (2), 6-3 y 7-5. En dieciseisavos de final, Nadal se enfrentará al israelí Dudi Sela, que desmontó en cuatro sets al checo Lukas Rosol. Rafa se arrodilló en la red, al borde de no creérselo, cuando consumó la (en efecto) casi increíble victoria.
Entre el final del segundo set (cuando perdió dos juegos en blanco con su servicio y encajó un parcial de 0-5), y el comienzo del tercero, Nadal atravesó por una nueva crisis fisiológica, con síntomas de mareos, calambres estomacales y deshidratación que le hicieron requerir atención médica y dosis de suero salino hipertónico contra esos síntomas de deshidratación. Informaciones sin confirmación oficial aseguran que Nadal vomitó en el vestuario del Rod Laver Arena en el descanso entre segundo y tercer sets. «Estoy mareado y siento calambres por todo el cuerpo y en la zona del estómago», dijo Nadal al japonés Shuai Suzuki, ‘trainer’ de la ATP y a Tim Wood, médico del torneo, que le atendieron cuando perdía por 2-1 en el tercer set.
Al fin, y tras dominar cómodamente el primer set por 6-2 en el primer turno de la sesión nocturna del Arena, Nadal, cada vez más limitado y angustiado, se inclinó en los sets segundo y tercero ante ‘Smee’ Smyczek, número 112 del mundo, salido de la fase previa y ganador de un total de 23 partidos oficiales. Poco a poco (Nadal pedía a voces toallas con hielo e ingería una dosis tras otra de suero), Rafa fue consolidando y aumentando la trinchera de la resistencia ante una derrota que parecía inevitable. Con 6-3 en el cuarto set, Nadal extendió el partido… y Smyczek (15 saques directos, 64 golpes ganadores) dio sensación de empezar a cansarse. Por su parte, la velocidad media del servicio de Nadal descendió de 183 km/h a 179 km/h, con punta en 203 km/h.
En el set final del drama, Nadal empezó a dominar claramente el juego (pese al total de 53 errores forzados) y controló sus servicios con soltura. Más y más suelto, mientras Smyczek ya vaciaba sus reservas, Nadal quebró el servicio de Smyczek en el undécimo juego y, de vuelta, sentenció con su saque al cuarto ‘match point’. Según el propio Smyczek, «lo increíble de Rafa es la competitividad. Pude ver que se sentía terrible, que jugaba terrible… y aún así seguía buscando un modo de ganar, hasta que lo encontró». Ahora aguarda a Nadal el israelí Sela, 106 del mundo. Ya puede ir grabándose el aguerrido Sela, procedente de un ‘kibbutz’, que no hay llave que cierre por completo el ataúd de Rafael Nadal Parera.