Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista
¿Qué opinión le merece el amistoso entre Guinea Ecuatorial y España en la actual situación política de su país?
—Nos ha cogido por sorpresa a todos. Es encantador que haya un partido entre Guinea Ecuatorial y España, pero el aluvión de protestas que ha levantado el encuentro deja claro lo que se está viviendo allí. No se puede hacer política a través del fútbol. Todo lo que envuelve a la Guinea de Obiang está rodeado de tragedia y el fútbol no sirve para solucionarlo.
—¿Es por lo tanto una estrategia política de Obiang?
—Las noticias que tenemos nosotros es que Gabón iba a jugar contra España, pero se negó a pagar dos millones de euros por sólo 90 minutos. Tampoco Angola ha querido pagarlos. Obiang aprovechó la oportunidad para decir: ‘Venid aquí, que yo puedo con todo’.
—¿Le parece ético que España acepte y juegue allí?
—En absoluto. Está claro que el fútbol gusta mucho entre los guineanos y también poder ver a una gran potencia como La Roja. Pero espero, por ejemplo, que no suceda como otras veces, en las que los militares disparan a la gente cuando hay aglomeraciones. Yo recuerdo equipos como el Akonangui, el Cultural de Sevilla de Niefang, el Atlético Malabo, el Sony Ela Nguema, el Real Rebola Rojo… Nada de eso existe ya. El equipo nacional, llamado Nzalang —como el pueblo de Obiang—, es lo único que queda y es el conjunto de sus gustos y deseos.
—Varios importantes partidos políticos españoles (IU, UPyD, ERC y PNV) se han posicionado en contra de la disputa del choque.
—Es impresionante que el fútbol haya sacado a la luz lo que ocurre en Guinea Ecuatorial. A todos los que estamos en la oposición nos ha resultado agradable ver que el mundo conoce lo que pasa allí. Nuestros gritos no han sido soltados en la selva, sino que se nos ha escuchado. Ojalá el partido sirviera para dar un vuelco a la situación política, económica y social del país.
—Los jugadores españoles no quieren fotografiarse con Obiang…
—Difícil. Pueden decirle que no a un aficionado, pero la cosa cambia cuando es un asunto oficial. Estoy seguro de que Obiang les obligará a saludarle. Va a buscar la foto, naturalmente. Y si tiene que pagar por ella, lo hará.
—Se habla también de sumas millonarias para otras cosas.
—Eso siempre. El Nzalang está compuesto por un 70% de brasileños, venezolanos, hispanoamericanos y africanos. Todos cobran muy bien. Además, el hijo de Obiang ha prometido cinco millones de prima si se gana el partido y 50.000 más por cada gol. En este partido hay de todo menos fútbol.
—¿Desde el punto de vista del Gobierno español el encuentro también sirve de estrategia para limar posturas y acercarse al cuantioso petróleo que hay en Guinea Ecuatorial?
—Para nosotros no es casualidad que de pronto, coincidiendo con este partido, todo un secretario de Estado de Cooperación para Iberoamérica, porque por lo visto no hay para África, viaje a Guinea Ecuatorial después de tanto tiempo. Igual van a ver el fútbol, pero como todo ha sido de forma tan improvisada es difícil profundizar. Este partido debería marcar un antes y un después en las relaciones sinceras entre Obiang y el Gobierno español.
—¿Cree que, como se ha publicado en algún sitio, España jugará gratis en Malabo?
—Es normal que el hotel Sipopo se abra para ellos y que los enviados españoles descansen muy a gusto y disfruten de las excelencias de allí. Hay muchas excelencias: brasileñas, venezolanas… Eso sí puede ser gratis. También el avión desde España. Pero lo que no cuadra es que toda una potencial mundial vaya a jugar gratis cuando cobra por ello.
—¿Entonces cuánto le ha podido costar a Obiang llevar a la campeona del mundo hasta allí?
—Obiang está acostumbrado a pagar muy bien. Creemos que ha podido pagar entre 5 y 15 millones, más bien 15. Tengo información muy directa recibida de la embajada de Guinea Ecuatorial en Madrid en la que se nos informa de que ha sido esa cantidad. Lo más normal es que el dinero se haya entregado a través de la embajada o de un portador porque transferencias en estos asuntos no hay.
—Amnistía Internacional, Derechos Humanos y otras asociaciones han pedido que se suspenda el partido.
—Nosotros a través de nuestros medios también hemos recibido ese aluvión por parte de la gente para que se suspenda. A falta de tres días es muy difícil que así sea, pero sería algo absolutamente especial porque dejaría al aire todas las miserias de Obiang. Son 45 años ya de situación extrema la que ha vivido el pueblo.
—¿Cuál es la situación ahora mismo en Guinea Ecuatorial?
—Le pongo un ejemplo. Si Del Bosque se escapara un momento y apareciera por el hospital de Malabo, en la zona de infecciosos, se encontraría con la cantidad de cadáveres vivientes que se están muriendo de sida. Yo nunca he oído que el presidente de Guinea Ecuatorial haya visitado ninguno de esos hospitales. El país está dividido en dos: los ricachones, cebados en petróleo y apoyados por los extranjeros que se benefician, y los guineanos, humillados en el mayoría de los casos por la miseria. No hay forma de que se produzcan unas elecciones y ese es el gran reclamo de la oposición, que el pueblo pueda elegir quién quiere que le gobierne, no uno por obligación.
—¿Ha recibido amenazas por defender esto?
—Nuestro papel en el exilio es muy complicado, pero puedo adelantar que el salto hacia Guinea Ecuatorial está más cerca. De forma recurrente Obiang manda gente para ponernos en dificultades. Cada vez que recibimos esta información de fuentes muy fidedignas las trasladamos automáticamente a la comisaría de Policía más cercana.
—¿Quién es Teodoro Obiang?
—Obiang vino de Gabón y llegó a Guinea Ecuatorial con 10 años. Su familia se afincó allí huyendo de la justicia gabonesa. Enseguida se infiltró en el mundo militar, en la Guardia Colonial, y empezó a hacerse un nombre. Cuando Guinea Ecuatorial se independizó su tío fue puesto como presidente y él, que había estado en Zaragoza en la academia militar, se situó a su lado y articuló toda la trayectoria de destrucción humana del país: asesinatos, detenciones arbitrarias… Gobierna porque ha limpiado el camino de todos los adversarios posibles y por un golpe de Estado sangriento en el que acabó con su propio tío. Es una verdadera máquina de terror. Toda la familia está en el poder. Han hecho de Guinea Ecuatorial un jardín donde nadie puede decir nada.
—¿Tampoco en el fútbol?
—Su hijo Ruslán fue presidente de la federación, pero hizo tales estropicios que su padre le retiró del cargo. Aún así sigue por ahí. Hay que decir que la selección no es guineana, sino que consta de gente nacionalizada que juega por dinero.
—¿Traer al campeón del mundo sirve para desviar la atención de los ciudadanos?
—Es algo ínfimo para sus necesidades. Habrá mucho jolgorio y repito que espero que no haya incidentes. Pero, afortunadamente, el mundo está ya interconectado. La denuncia sobre Obiang ya es pública.
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