Sergio Ramos hace balance de la temporada en Instagram

Redacción: Álvaro Quetglas/ La tribuna madridista

Sergio Ramos, así como el resto de integrantes de la Selección, pusieron el punto y final a la temporada 2018/2019. Tristemente, los nuestros abandonaron el Mundial a las primeras de cambio. El capitán del Real Madrid y del combinado nacional ha recurrido a las redes sociales, concretamente a Instagram, donde ha publicado un texto en el que ha hecho balance del año.

Ramos ha destacado el éxito de lograr la tercera Champions League consecutiva con el Real Madrid y ha valorado como “un postre amargo” la despedida de Zidane como técnico del primer equipo, aunque también le ha agradecido infinitamente su labor.

En relación a la Selección española, el de Camas no ha entrado a valorar la decisión de Rubiales de destituir a Lopetegui a apenas dos días del inicio del Mundial y ha señalado que, lógicamente, podrían haberlo hecho mejor pero que, para nada, se puede borrar lo logrado por la Selección estos últimos tiempos. Además, Sergio ha querido mostrar especial cariño a Iniesta, que ya no vestirá más la camiseta de España. El capitán ha reconocido que ha sido un verdadero placer compartir todos estos años vestuario con Andrés en la Selección y que le hubiera gustado que Iniesta hubiese tenido una mejor despedida.

Ramos demuestra, una vez más, por qué es el capitán del Real Madrid y de la Selección española. El central andaluz cierra la temporada sumando una nueva Champions a su palmarés- la cuarta-, pero con el sabor agridulce del mal papel en Liga y Copa y la repentina eliminación del Mundial de Rusia.

 

Carta íntegra de Ramos

Hoy termina nuestra temporada y como cualquiera, hago balance. No penséis que no analizamos las cosas y no somos conscientes de nuestros errores y aciertos. Lo somos, y más por el peso que tienen en el estado de ánimo de todos aquellos que nos seguís y apoyáis. Lo vivimos con ilusión y con enorme responsabilidad.

Con el Real Madrid ha sido una temporada con sombras, bien es cierto, y con una gran luz. Las competiciones domésticas se nos atragantaron, pero volver a conquistar la Champions, por tercera vez consecutiva, ha sido un logro histórico.

La despedida de Zidane fue un postre amargo, pero cada uno es libre de tomar sus decisiones. Agradecimiento infinito a nuestro míster.

Y llegó el turno de la Selección. Un reto inmenso, apasionante que afrontábamos con toda la energía del mundo. Y cuando aún no habíamos debutado, sucedió algo que no esperábamos. No voy a valorar los actos ni las decisiones, pero la inestabilidad nunca es buena compañera.

Aun así mantuvimos la cohesión, la fuerza del grupo, la energía de un conjunto de compañeros y amigos, pero lo cierto es que hemos ido de más a menos. Y aunque muchos penséis que podríamos haber hecho más, no supimos hacer más. Porque nos dejamos sobre el verde hasta la última gota de sudor, el último ápice de energía y bravura. No lo habremos hecho como debíamos, pero sin duda lo intentamos hasta el final siempre.

Aceptamos todos los comentarios y críticas, pero no olvidemos que ganar es casi una casualidad, porque perder pierden todos, menos uno. Solo aquél capaz de recuperarse, persistir e insistir hasta la extenuación tiene la oportunidad de levantar la gloria, el título. Es precisamente eso, la gran dificultad, la que encumbra las victorias y las convierte en hitos, en leyenda.

No emborronemos toda una trayectoria por unos tropiezos propios de nuestra profesión, nuestro deporte, nuestra vida. Lamentablemente, la mayoría de veces no se gana, pero perdedor es aquel que se vence antes de que lo venzan, el que baja los brazos en la tormenta, el que da la espalda a la dificultad.

Pudimos hacerlo mejor, debimos hacerlo mejor, pero no solo no me avergüenzo, me enorgullezco de ser el capitán de esta enorme selección.

Y dicho esto, un recordatorio especial para un compañero y amigo en aventuras y desventuras, que nos hizo sentir aquello que nunca imaginamos. Iniesta, ha sido un placer recorrer este camino contigo de rojo. Como dije ayer, me hubiera gustado que te hubieras podido llevar un mejor recuerdo de tu despedida.

Si queréis pensar en fracaso, sois libres de hacerlo. Nosotros preferimos pensar que es una nueva oportunidad para llorar, aprender, levantarse, crecerse y seguir batallando.

Lo haremos, eso seguro.

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