Opinión-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Santiago Bernabéu-La Tribuna Madridista
No tengo palabras para expresar lo que he sentido esta noche. No encuentro en mi léxico adjetivos para describir lo que he vivido, lo que ha pasado por mi cabeza al contemplar lo que vi en el Santiago Bernabéu.
Parecía otra vez el año 2009 o 2010, parecía una imagen normal, como si nunca hubiera terminado. El “7” estaba ahí, como siempre, persiguiendo a rivales, no desistiendo nunca en su empeño de arrebatarle su más preciado tesoro en un campo de fútbol: el balón, ese que siempre ha seguido, ese que tantas veces a metido entre las mayas y que tantos porteros han sacado de ellas. Ese hombre era Raúl González Blanco.
Como digo, todo parecía igual, como si nada hubiera cambiado. En los marcadores el “speaker” anunciaba:”con el “7”:¡¡Raúl!!,y a nadie le extrañaba, nadie hacía un gesto de rareza por escuchar en sus oídos el nombre del mejor jugador que ha pisado la estepa del Coliseo blanco. La mirada de la gente era de emoción y de normalidad al ver al Gran Capitán galopando por el verde del Bernabéu.
Como digo, nada parecía haber cambiado, lo que significa, que aunque hayan pasado 3 años de esa amarga despedida, donde nuestro Raúl se fue con el corazón roto por no tener un homenaje en condiciones, sólo unos improvisados fieles que se enteraron de su marcha y acudieron de forma espontanea al estadio blanco, nadie ha olvidado al eterno Capitán, al brazalete de oro, al Cid Campeador, que hasta cuando parece muerto, vence en la batalla.
Parecía desde entonces que nadie hablaba del Capitán, sólo en casos concretos, o en susurros, como si su ausencia no fuera notoria, pero NO, el “7” siempre ha estado presente, nunca se le ha olvidado en su casa, y la prueba la hemos visto esta noche.
Una servidora ha tenido la inmensa suerte de poder ver “in situ” el gran homenaje al mejor jugador español de todos los tiempos, y créanme, no cambiaría este partido ni por la final de la Champions, este encuentro quedará en mi memoria mientras viva, y no por el juego o los goles, ni por llevarnos un trofeo de casa, sino por lo vivido con Raúl.
Me he dejado la garganta, las manos y el alma en gritar “Raúl, Raúl, Raúl” a cada momento. He llorado como una niña al ver sus gestos, sus movimientos, al verle a él. He tenido la oportunidad de ver su último partido de blanco, y su último gol como madridista, un gol magnífico, algo que creía, nunca volvería a ver.
Ya desde que saltó al campo a calentar se veía que iba a ser una noche especial,como en las grandes citas europeas,con la gente volcada con él, ejerciendo de Capitán, dando instrucciones, al igual que en el partido, donde arengaba a sus compañeros. Y metió el primero del partido,a la primera que pudo enchufarla,y es que Raúl ha luchado más en 45 minutos, que otros en una temporada entera. Cada balón lo disputaba, como siempre. Alma de jugador,alma de entrenador.
Gestos como el de Casillas, dándole el brazalete, o el Cristiano cediéndole el 7,y de la misma forma, el de Raúl devolviéndole después la camiseta a Cristiano en señal de legado se han quedado en mi memoria.
Ni que decir tiene, los numerosos trofeos que han exhibido en el césped, donde han necesitado varios ayudantes para sacar tantos títulos cosechados por el 7.
Y su emoción, su propia alegría nos ha emocionado a nosotros. Verle llorar por lo que estaba viviendo, verle marcar otra vez y celebrarlo como antaño, besándose el anillo, señalándose el número de su camiseta, abrazando a sus compañeros.
Cada vez que tocaba un balón el público se venía abajo, la gente le aclamaba desde canticos como:”Raúl, Raúl, Raúl, Raúl”, hasta:”Raúl, Selección”, o “Raúl, presidente”.
Los momentos de mayor emoción y alegría ha sido en el final, donde Raúl se despedía no con un “Adiós”, sino con un “Hasta Luego”, de la afición.
Dio la vuelta al campo aplaudiendo a todo el estadio que le aclamaba, como si fuera un Gladiador que acababa de tener su batalla más memorable.Manteado por sus compañeros como un héroe. Acabó sacando el capote,y toreando cual José Tomás, como en las grandes citas, como si fuera la final de la Champions, y por el ambiente lo parecía, y puso punto final yendo al centro del campo a arrodillarse y besar el césped en el que tanta gloria ha dejado para la memoria de todos los madridistas. Aún se me ponen los pelos de punta al recordarlo.
No puedo estar más orgullosa de haber visto a Raúl jugar en mi equipo, en el Real Madrid, y ser leyenda viva del mejor club del mundo, ser el Eterno Capitán.
Les diré a mis hijos:”yo, vi jugar a Raúl”, y les contaré su historia.
Y a él, a Raúl, sólo decirle que esta es su casa, que vuelva pronto, que sabemos que será el futuro del Real Madrid y no tardando mucho, y que esto no es ni mucho menos una despedida, es un homenaje más que merecido a una trayectoria intachable e increíble, pero que le esperamos con los brazos abiertos para cuando él quiera, y volverá, en otra faceta, pero volverá a esta su casa. Gracias por todo Raúl, Gracias por todo Capitán, tú eres verdadero madridismo.
Para terminar, quiero recordar una frase de la magnífica película “Troya”, sólo diré:”Decid que viví en los tiempo de Iker, de Ramos, de Guti, pero sobre todo, decid que viví en los tiempos de Raúl”.