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Sólo tres días después de medirse en semis de la ATP París o París-Bercy, los dos más grandes tenistas españoles, Nadal y Ferrer, amigos en la » armada» y fuera de las pistas pero rivales al máximo dentro de una cancha de tenis cuando cruzan sus fuerzas, vuelven a medirse en el estreno de una Copa de Maestros que en lo que concierne a Rafa, es la última gran prueba para cerrar un sensacional año, el de su regreso y como número uno del mundo, ganando dos de los tres Grand Slam disputados, Roland Garros y US Open, ante un Djokovic que en las grandes citas como las semis del torneo parisino y la final del norteamericano no pudo con el mejor tenista español de todos los tiempos y para muchos, el mejor deportista español de la historia, el » Rey de la raqueta española» y sobre todo, de la tierra batida, el más laureado de todos con sólo 27 años pero una más que dilatadísima carrera a sus espaldas.
Por su parte, Ferrer llega algo más exhausto que Nadal tras jugar la final de la París-Bercy, pero confiado en doblegar nuevamente a un Rafa que se juega mucho más que » Ferru», sería número uno hasta el próximo año ganando dos de los tres partidos que al menos el balear disputará en esta Copa de Maestros de Londres 2013 aunque para perjuicio de David tendrá que ganar al alicantino, si o si, para dejar encarrilado su pase a semis de dicho masters de Maestros.
Son seis participaciones en la Copa de Maestros, y aunque en ninguna pudo grabar su nombre, el éxito, para Nadal, es el camino: «Siempre es fantástico estar aquí porque significa que has trabajado duro durante diez meses. Es un regalo». Aunque preferiría que el envoltorio no siempre fuera en pistas cerradas y sobre superficie dura: «En el pasado hubo torneos al aire libre, he tenido algo de mala suerte. Sería mas justo que cada año se cambiara el tipo de pista». Después de una temporada inmejorable, por la que ha sido galardonado con el premio ATP a «Mejor regreso», al balear no le preocupa en qué posición terminará, aunque solo esté a dos victorias de cerrar el capítulo 2013 en lo más alto.
Sin embargo, su primer paso es uno de tropiezo reciente: David Ferrer, que todavía sueña con esos dos saques que no pudo convertir en victoria ante Novak Djokovic en la final del Masters 1.000 de París-Bercy del domingo. El alicantino venció a Nadal el sábado en las semifinales (6-3 y 7-5), pero ya es agua pasada: «A nivel mental da igual haber ganado. Jugué muy bien y Rafa no tuvo su mejor día. La pista cambia, es distinta, y creo que hoy estará con más chispa». Pero la motivación por terminar su año como número 3 le hace grande: «Yo estoy con confianza. Si no gano ningún partido, seguirá siendo una temporada muy buena».
«Es muy peligroso, especialmente en superficies rápidas como esta», reconoció el número 1 del mundo tras su derrota. Así lo dicen los números. De las cinco victorias del alicantino, solo una fue sobre tierra batida, y en 2004, cuando el fenómeno Nadal daba sus primeros pasos. Hoy, a las 15.00 horas (TDP), las mejores raquetas españolas -primera y tercera del planeta-, disputan su enfrentamiento número 26. Otro duelo para el recuerdo.
Djokovic defiende corona
En medio de ambos, Novak Djokovic, actual campeón de la Copa de Maestros que quiere terminar en Londres un final de temporada inmaculado. Desde la final perdida ante Nadal en el US Open, el serbio no se ha permitido ninguna derrota: «Desde aquella final me volví a centrar y he jugado el mejor tenis de la temporada. Lo que quiero es seguir así para preparar la próxima temporada».
Es el favorito, pero no duda en conceder al balear el mérito por todo su año: «Perder el número 1 era inevitable porque Rafa ganó casi todo y merece estar ahí». Hoy, a partir de las 21.00 horas (TDP), el serbio se estrena ante Roger Federer, quien parece haber recuperado la confianza y quien ya le puso en problemas el sábado en las semifinales de París-Bercy. El suizo, además, quiere maquillar un año pobre en resultados [solo un título, en Halle, en junio] y en sensaciones con una vuelta a los confetis, a los aplausos mayúsculos en el O2 de Londres, y coronarse por séptima vez como maestro de maestros. El tenis no descansa.
