Crónica-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Masters 1000 Roma-Latribunamadridista
Rafa Nadal necesitó otra remontada, de las más épicas que se recuerdan, para meterse en las semifinales del Masters 1.000 de Roma. Su víctima fue un enorme Andy Murray que tuvo al español contra las cuerdas y a punto estuvo de dejarle fuera tras una auténtica exhibición en el primer set. Pero luego apareció el Nadal de las grandes citas para dar la vuelta al marcador y citarse con Dimitrov este sábado (20:00, Teledeporte y Canal+ Deportes) para luchar por un puesto en la final.
En el primer set, directamente se puede decir que sólo hubo un tenista sobre la pista, Murray. Al escocés se le presuponía que usaría su servicio como arma para mantenerse en el partido. Dos aces para apuntarse su saque en el primer juego lo confirmaron. Lo que nadie esperaba fue su agresividad al resto, señal inequívoca de que Nadal no jugaba cómodo.
Porque el británico aprovechaba para meterse encima en los excesivamente blandos segundos de Rafa. Eso, y que cada peloteo largo acababa en un error no forzado de Nadal, señalaban un escenario horrible para el español, que se veía sin recursos. Hasta el quinto juego no se disfrutó de un golpe ganador del número uno del mundo… y fue un espejismo. El 6-1 para Murray en la primera manga fue arrollador en la primera vez que Rafa se veía un set detrás por cuarto partido consecutivo.
En el segundo set, Nadal, consciente de que le faltaba la chispa, cambió la actitud. Dio un paso adelante e intentó jugar al ataque. Con mucho sufrimiento resolvió su saque. No lo hizo con brillantez, pero le dio confianza para subir el nivel de su juego. A continuación aprovechó su quinta bola de break para sembrar dudas en Murray, cuyas derechas empezaron a estrellarse en la red. Como prueba de la mejoría, decir que Rafa en tres juegos de la segunda manga ya había subido a la red, con éxito, más veces que en todo el primer set.
Murray ya no se encontraba tan fino y no pudo impedir que todo se decidiera en el tercer set (6-3). Pero no por ello entregó el partido. Ni cuando Nadal arrancó con break la manga definitiva. Entonces el británico volvió a ser el del comienzo de partido. Dos juegos seguidos devolvían la emoción a un público que, ya a estas alturas, estaba entregado con ambos tenistas.
Nadal se encontró en una situación complicadísima. Murray, a fuerza de ser agresivo, se colocó 4-2 y con saque que parecía definitivo si el Nadal de las grandes remontadas no hubiera estado delante. Pero ese Nadal apareció. ¡Vaya si apareció! A fuerza de jugar profundo, no regalar puntos y aprovechar los errores (algunos en momentos clave) de Murray, le dio la vuelta al partido. Una doble falta de su rival le colocaba con todo de cara (5-4 y saque) y Nadal (7-5) ya no dejó pasar la oportunidad de plantarse en las semifinales.