Redacción: Yenthel de la Torre Recio
El español Rafael Nadal, primer favorito, derrotó este sábado al argentino Carlos Berlocq y este domingo jugará su primera final del año, la del torneo en Buenos Aires, contra otro argentino, su amigo Juan Mónaco.
Rafael Nadal evidenciaba la tensión, sufría como nunca en su superficie, exigido más de lo esperado en las semifinales de Buenos Aires por Carlos Berlocq. Al final ganó Nadal por 7-6 (7) y 6-2, un triunfo salpicado por las dudas, pero triunfo al fin y al cabo y que le permite luchar por el primer título de la temporada. Nadal quiere volver a reinar, asegura que va por el buen camino, pero preocupa verle sufrir en la pista.
Rafael Nadal evidenciaba la tensión, sufría como nunca en su superficie, exigido más de lo esperado en las semifinales de Buenos Aires por Carlos Berlocq. Al final ganó Nadal por 7-6 (7) y 6-2, un triunfo salpicado por las dudas, pero triunfo al fin y al cabo y que le permite luchar por el primer título de la temporada. Nadal quiere volver a reinar, asegura que va por el buen camino, pero preocupa verle sufrir en la pista.
Después de desperdiciar todas las opciones de romper al argentino, Nadal se asomó al abismo en el juego decisivo. De repente, el local mandaba con 6-1 y dispuso de cinco bolas de set, pero desde la adversidad salieron los mejores golpes del balear, que se salvó por milímetros ya que uno de esos puntos que le daba la manga a Berlocq tuvo que ser corregido por el árbitro. Poco a poco, Nadal se acercó a Nadal. Aunque el númeo cuatro del mundo, al poco de tomar la delantera, perdía su servicio nada más empezar el segundo set, era evidente su ansiedad y sufrimiento.
Entonces se pasó del 0-2 en contra a un rotundo 6-2 y se desvaneció Berlocq de forma natural, asfixiado porque se desfondó en el prólogo sin que el esfuerzo le reportara premio alguno. Tuvo buenos momentos, pero entendió que el despertar del gigante significaba su final, consciente de que Nadal es superior aún estando lejos de su tope. Y eso que hubo algún momento interesante en el zurdo, mejorados sus movimientos y algo más profundos los golpes desde el fondo de la pista.
Así, el mallorquín logró su pase a la final tras una hora y 52 minutos de juego contra Berlocq, y su rival en la final será Juan Mónaco, que derrotó antes al también español Nicolás Almagro por 6-3, 6-7 (6) y 6-4.
«Me alegro por Pico (Mónaco), que hacía tiempo que no accedía a una final. Es una gran alegría jugar este partido decisivo ante un amigo y paa mi también es muy importante disputar mi primera final del año aquí en Buenos Aires, un lugar donde siento el cariño de la gente», aseguró Rafael Nadal.