Redacción: Rubén López / LaTribunaMadridista.com
Imagen: El Mundo
Hace más de 10 años que se produjo el momento más importante de la historia del fútbol español. El 11 de julio de 2010 en Johannesburgo, Sudáfrica, tuvo lugar la final del Mundial entre Países Bajos y España. Un encuentro inolvidable para los españoles que se alzaron con la primera Copa del Mundo de su historia. El camino no fue nada fácil para el equipo de Vicente del Bosque, comenzando con una derrota por 1-0 ante Suiza, pero fue el mejor ejemplo de que no es como empieza sino como acaba y esta selección nunca dejó de creer en sus opciones hambrienta de títulos y de hacer historia. Esa derrota frente a los suizos supuso un mazazo, pero el equipo supo levantarse con actitud y sobre todo con buen fútbol que es lo que mejor sabía hacer esa generación para la historia de nuestro deporte. El famoso tiki-taka que maravillaba al mundo y orgullecía a los españoles que siempre quedara como la mejor generación de futbolista de España, una selección irrepetible con Casillas, Puyol, Ramos, Capdevila, Piqué, Xavi, Xabi Alonso, Silva, Iniesta, Villa, Torres, Mata, Cazorla, Marcos Senna…unos jugones que siempre quedarán en la memoria de toda España.
Tras la consecución de la Eurocopa de 2008 en Viena con ese gol de Torres ante Alemania, el equipo español era ambicioso y capaz de ganar todo, como así demostró en el Mundial de 2010. El conjunto de Vicente del Bosque, finalmente a pesar del mal resultado cosechado en la primera jornada supo remontar el vuelo y pasar como primeros de grupo. En octavos tocó la Portugal de Cristiano Ronaldo, un hueso duro de roer, una selección muy competitiva que tenía en sus filas al mejor jugador del mundo, un jugador espectacular que no se cansa de marcar diferencias como ya demostró en el Real Madrid y lo sigue haciendo actualmente en la Juventus de Andrea Pirlo. Además, hace unos meses hizo historia con su selección al convertirse en el primer jugador europeo en superar los 100 goles, una auténtica bestia que no se cansa de batir récords. Sin embargo, la selección española demostró mucha superioridad con respecto al país vecino, venciendo por 1-0 con gol de Villa a la selección de Carlos Queiroz.
En cuartos de final tocó sufrir mucho más ante Paraguay, donde puso contra las cuerdas al equipo de Del Bosque que en algunos momentos se vio fuera del Mundial, sin embargo, en ese partido se vio de lo que era capaz el equipo español de que en momentos difíciles, el equipo se levantaba, demostrando el carácter y el gen ganador que tenía el equipo. El combinado nacional venció otra vez por la mínima nuevamente con gol de Villa. Un jugador que fue el que marcó la diferencia en España y, que actualmente en la selección echamos mucho de menos un jugador de su perfil, ya que actualmente el conjunto de Luis Enrique carece de un jugador de sus características. En este partido con 0-0 en el marcador, Iker Casillas tuvo que erigirse como héroe al detener un penalti a Óscar Cardozo en un momento decisivo, un preludio de lo que sucedería en la gran final.
En semifinales esperaba Alemania, el conjunto de Joachim Löw que tenía muchas ganas de revancha por la derrota en la final de Viena en la Eurocopa de 2008. Sin embargo, de nuevo España volvería a ser el verdugo del conjunto germano al vencer por 1-0 con un cabezazo soberbio de Puyol a la salida de un saque de esquina votado por Xavi, en un partido donde la selección española bordó el fútbol.
La tan ansiada final fue contra los Países Bajos, una selección muy interesante con grandes jugadores como Sneijder, Van Persie, Robben, Van der Vaart, Setekelenburg… En definitiva, un combinado muy competitivo y que había llegado a la final por méritos propios, ya que a una final no se llega por casualidad. En el estadio un ambiente espectacular con las famosas vuvucelas con la afición que había viajado animando a la selección. Mientras que los españoles que no pudieron viajar alentaban a los jugadores desde cualquier punto de España. Un momento de unión de todo un país que en ese momento vivía un momento complejo, en plena crisis, pero que por un momento el fútbol y esta selección nos hizo olvidarnos de todo para disfrutar y soñar con un Mundial.
El encuentro no fue nada sencillo, ya que Países Bajos puso en apuros al combinado nacional, sostenido por un magnífico Casillas, donde esa imagen imborrable para todos los españoles con Robben para detener su disparo con un pie para la historia y mantener con vida a la selección. El partido llegaría a la prórroga donde los aficionados éramos un manojo de nervios, ya que todos visualizábamos una tanda de penaltis, debido a que el marcador no se movía. Sin embargo, en el minuto 116 llegaría el momento mágico para España, una espectacular cabalgada de Jesús Navas que logró superar la presión de Países Bajos, donde el balón le cayó a Torres que puso un centro, rechazado por la defensa tulipán de manera defectuosa, cediendo el balón en bandeja de plata para Fábregas, asistiendo a Iniesta que controló el esférico y de volea pegó a la pelota con el alma para desatar la euforia y la alegría de los españoles, tanto a los espectadores de la grada en Johannesburgo, como en la plaza de Colón y en el balcón de las casas de los españoles, en mi caso este último que con la familia y los vecinos nos volvimos “locos” para celebrar un gol para la historia de nuestro país. El momento más álgido de la historia del deporte español y que esperamos que se repita.