La previa: Paula Ellazar/Palacio de los deportes-Latribunamadridista.com.
Una vez más, los eternos rivales en los campeonatos de baloncesto de Europa, vuelven a enfrentarse en la cancha.
Y es que el Real Madrid y el Maccabi, se han enfrentado hasta 44 veces, ni más ni menos. ¿Por qué tanta veces? Es normal que se enfrenten los mejores equipos. Eliminar a los otros es pan comido y ahora es cuando empieza lo divertido.
Clasificado como uno de los mejores equipos de baloncesto, el equipo blanco, se alegran de tener a su favor la cancha y de tener unos rivales dignos y además muy «estudiados».
El entrenador del equipo de baloncesto madridista, Pablo Laso, presume de un equipo bien entrenado, tanto en ataque como en defensa, pero aún así, quieren estar bien atentos y con la concentración alta, porque no hay que bajar la guardia. El Real Madrid es un equipo muy consolidado, tienen que aprovehar esta union.
La plantilla del equipo contrario, no tiene la calidad de hace unos años, pero eso no les hace malos jugadores, han llegado a cuartos de final por algo ¿no?
El Real Madrid cuenta con su gran habilidad reboteadora, aprovechan cada oportunidad, ahí es donde juegan con desventaja el equipo israelí. Cuentan con un contraataque fuerte, que les ha llevado muchas victorias. En cambio, el Maccabi de Tel Aviv, juegan con pases más largos, ágiles, rápidos y peligrosamente tras la línea de tres puntos. Quizás por eso, el entrenador del equipo de baloncesto blanco, quiere poner las alarmas. Tienen ventajas, pero por desgracia, el otro equipo también. Hay que trabajar mucho si si quieren ser los mejores de cinco.
Según ocurrió en ocasiones anteriores, si el equipo blanco conseguía eliminar al de Maccabi en cuartos, (sí, ciertamente se han enfrentado también en cuartos de final), se aseguran ser los ganadores. Pero, ¿sería responsable relajarse tras la posible victoria debido a esa premonición? Obviamente no, y si vemos que Pablo Laso quiere tenerlos alerta durante el partido de mañana, tendrá que mantenerlos motivados para llegar a la Final Four de Londres, deseo de muchos y posiblemente, alcanzable.