Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista
Maceda, 223 partidos en Primera y 36 veces internacional. Un mito de la defensa al que se llevó por delante una lesión de menisco externo justo cuando empezaba en el Madrid.
—Se lesionó de gravedad en su primer año en el Madrid (1985-86). ¿Cómo sucedió?
—Contra el Sevilla en casa. Le hice una entrada fuerte a Moisés. Desde el suelo levanté el pie, y cuando le enganché tuve la sensación de que ya le había hecho falta y me relajé para no hacerle daño, y en ese momento me arrastró la pierna y noté cómo el menisco saltaba.
—¿Lo notó?
—Perfectamente. Pero luego había dos partidos, primero contra el Hércules y luego ante el Barça en el Bernabéu, y ganar era dejar sentenciada la Liga porque le llevábamos cinco o seis puntos. El míster me pidió aguantar. Jugué media hora en Alicante y no me dolió. Y aguanté el día del Barça, le ganamos 3-1 y empaté yo el partido con un gol. Y después, como estaba el Mundial en verano, me operé.
—¿Y tras la operación?
—Me habían quitado el trozo de menisco que tenía mal, me recuperé en un mes y jugué unos partidos de Liga y la final de la UEFA, y me fui al Mundial.
—¿Qué pasó allí?
—Estaba fenomenal. Pero en un entrenamiento, Calderé me pegó un rodillazo terrible en la zona de la rodilla, se me inflamó y empezaron los problemas. Sacamos el líquido, jugamos otro partidillo amistoso y hubo que sacar líquido por segunda vez, y aunque parecía líquido limpio, yo creo que la rodilla estaba para haberme vuelto a España.
—Y siguió.
—Había que jugar el primer partido ante Brasil, yo tenía muchas ganas, el míster también… Lo típico. Jugué sin ningún problema, pero después se me puso la rodilla como una bota, de líquido, y volví a España. Me miraron con artroscopia y me dijeron que el trozo de menisco que tenía estaba perfecto y que descansara. Me fui de vacaciones. Al volver a entrenarme estaba perfecto, pero cuando se acercaba el fin de semana notaba la rodilla cargada. Descansaba el fin de semana y el lunes estaba bien otra vez. Y así una y otra vez, dos meses, hasta que dije: “No quiero entrenarme para luego no poder jugar”.
—¿Qué decidieron?
—Se precipitó un poco la cosa ahí. El Madrid no quería que la prensa se enterara y dijeron de operar rápido. Y entré en el quirófano con la mala suerte de coger un estafilococo dorado, un virus por infección que me comió los cartílagos y toda la rodilla. Y fue difícil pararlo con lavados, antibióticos y demás.
—Un calvario.
—Era como ir al matadero, me ponían una broca en los lavados, salía el líquido sucio… Una catástrofe. Salvé la rodilla y la pierna, y ya está. Intenté volver a jugar, pero fue imposible.
—¿Cómo se portó el Madrid?
—Espectacular. Cuando sabía que no volvería a jugar Mendoza me renovó un año más. Eso lo dice todo. Mi única pena fue no disfrutar más del Madrid.
—¿Le recuerda aquello a lo que ahora está viviendo Varane?
—Lo que no me gustó es que con él se ocultaran cosas. Si se ocultan cosas es porque algo no va bien. Lo mío fue un poco lo mismo. Se hablaba también de si me tenía que operar otra vez o no, y al final tuve que hacerlo. Lo normal es que si te dejan un trozo de menisco y te da problemas, tengas que quitártelo. Con 20 años, Varane tiene mucho tiempo por delante como para tomárselo con calma.
—¿Con un Mundial a la vista?
—Yo entonces estaba loco por ir al Mundial, claro que sí, y si no hubiera estado bien no habría ido. Otra cosa es lo que no supe hacer, que cuando me salió líquido el primer día no dije: “No, lo siento mucho. A mí no me toca nadie la rodilla que me han operado hace poco y me voy a mi casa, y paro un tiempo”.
—¿Qué le aconsejaría?
—Mi conclusión es: si no vas a este Mundial porque no puedes o no estás bien, tienes cuatro más por delante. Si vas a este estando mal, te vas a quedar no sin jugar tres Mundiales, sino puede que sin jugar alguno más. Con 20 años quieres jugar, pero la experiencia te dice que si estás bien, adelante, pero si no, tienes tres Mundiales más para jugar tranquilamente. Y casi no es ni por ir a un Mundial, es por jugar un partido, porque si juega el primero y se inflama la rodilla, no volverá a jugar más.