En una entrevista concedida a El País, Sergio Llull habla sobre la Copa del Rey de la temporada pasada y la situación del equipo.
Su canasta en la Final de Copa 2014: «Unas cuantas. Además tengo en casa un cuadro y un puzle con la imagen. Es un momento histórico y se me siguen poniendo los pelos de punta al recordarlo. Jamás había vivido algo tan emotivo. Sucede una vez en la vida, aunque me la jugaría otra vez si los compañeros confían en mí».
La jugada: «Sí, claro. La tengo grabada en la cabeza. Metió Oleson un dos más uno y se nos quedó cara de tontos pensando que ya nos la habían vuelto a liar; luego sacó de fondo Niko (Mirotic), apenas quedaban ocho segundos; Sergio (Rodríguez) se recorrió todo el campo defendido por Sada y Papanikolau, que estaba conmigo, decide ayudar y hacerle un dos contra uno; el ‘Chacho’ me vio y, en el último momento, me dio el pase a la esquina. Ahí no hay tiempo de pensar muchas cosas. Tocaba levantarla y tirar. Afortunadamente entró y ganamos. Teníamos el partido controlado y nos remontaron siete puntos en nada de tiempo, pero merecíamos ganar aquella final por lo bien que habíamos jugado hasta ese momento y por el gran torneo que hicimos. Se hizo justicia».
Esa canasta: «Desde niño juegas a meter la canasta decisiva en el último segundo. Te sientes especial. Sueñas con ganar un título de esta importancia con un lanzamiento tuyo».
Su papel decisivo en la Copa: «Últimamente me ha ido bastante bien. Es un torneo especial, explosivo como yo. En Barcelona logré el MVP después de meter 23 puntos en la final y en Málaga anoté el tiro decisivo, pero también he perdido otras dos o tres que no se me olvidarán nunca».
Final de la temporada pasada: «Llegamos faltos de gasolina. Hicimos una grandísima temporada, pero en la Final Four perdimos en la prórroga contra el Maccabi, en un partido extraño en el que no fuimos nosotros. Luego, en la final de Liga contra el Barça, perdimos el primer partido en casa, que tampoco es normal. Teníamos que estar más concentrados que nunca, con más ganas y más fuerzas que nunca, pero nos falló el depósito a final de temporada. Este año vamos a intentar que no pase. Aprendimos que hay que luchar siempre hasta el final y que ir de favorito no sirve para nada.»
Recuerda más las derrotas que las victorias: «Yo, personalmente, cuando llego a una final y no la gano la recuerdo más incluso que las victorias. Esas dos espinas se quedan clavadas para siempre. Te queda intentar aprender de los errores para no volver a cometerlos, ganarte nuevas oportunidades y encarar los títulos con energía positiva. Aunque gane tres Euroligas siempre pensaré que podría haber tenido cinco. A ver si lo logramos a la tercera, que además es en casa».
La plantilla y el futuro de Laso en verano: «Fue complicado porque fueron más rumores externos que otra cosa. Nosotros estábamos tranquilos. Está claro que estás en el Real Madrid y aquí lo que cuenta es ganar títulos, y el año pasado sólo conseguimos la Supercopa y la Copa. Pero también se debería valorar el hecho de que llegamos a todas las finales posibles. Si echas la vista cinco o seis años atrás el Madrid no estaba en esas finales y, más allá de los títulos, el estilo de juego con Pablo (Laso) ha sido espectacular.»
Rival en la final: «Cuando juegas en el Madrid o en el Barça se da por hecho que casi siempre vas a ganar, pero no todas las veces es así. Tenemos la suficiente experiencia como para evitar relajaciones y confianzas. Equipos como el CAI salen motivadísimos contra nosotros, juegan sin presión y tienen jugadores de talento. Hay que marcar el territorio desde el principio para evitar sustos. Hay que demostrar que queremos la Copa más que nadie».
La derrota en Liga contra el Barça: «Aquel día, el partido no nos lo ganó el Barça, lo perdimos nosotros. Ellos tenían muchas bajas y nos faltó hambre, intensidad, actitud… Nos dijimos que eso no podía volver a ocurrir y, a partir de ahí, cogimos la racha buena. Había que dar un paso al frente, jugar más agresivos, más duros en defensa sobre todo y, a partir de ahí, intentar hacer nuestro juego. Cuando defendemos bien, en ataque somos mejores. Si provocas malos tiros puedes controlar el rebote y luego correr, que es el juego que nos gusta, y el ritmo que nos viene bien».
Planificación distinta: «Tenemos trece jugadores capaces de participar en cualquier momento y eso se nota en la rotación. Estamos repartiendo muy bien los minutos y la carga física y todos estamos a tope mentalmente. Dicho esto, todos los partidos los planteas para ganarlos y eso que decían al principio de que perdíamos a posta para llegar al final es mentira. Pero es importante estar ya en un estado físico y mental óptimo, porque es ahora cuando se juegan los títulos».
Ambición: «Eso depende un poco de cada jugador. Si preguntas a otro igual te dice que está cansado, pero yo estoy al cien por cien. En mi caso es fundamental el trabajo físico, los entrenamientos, y luego cuidarse y tener una buena alimentación. Me vacío cada partido y no sé regularme para ir al 80 o al 70 por ciento. Me encuentro muy bien y trato de aprovecharlo. Voy a tope siempre. Si me dejaran jugaría los 40 minutos, pero somos un equipo y eso es imposible. Pero estoy siempre preparado para cuando el entrenador me necesite. En el Madrid no hay titulares y reservas, y puede jugar cualquiera en cualquier momento».
No ha cambiado el estilo del equipo: «No. Lo que pasa es que al principio de temporada el nivel defensivo no era el adecuado y nosotros partimos siempre de una buena defensa para poder hacer nuestro juego. El estilo vistoso del año pasado lo estamos recuperando a base de agresividad defensiva.»