Crónica-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Estadio Santiago Bernabéu-Latribunamadridista
El Real Madrid afrontará el partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones con una mínima ventaja gracia al trabajado 1-0 que logró ante el Bayern de Múnich alemán, en un partido donde supo sobrevivir al dominio con la posesión que ejerció el actual campeón de Europa, frente al que respondió con un contragolpe letal una vez más.
El conjunto madridista tuvo que tirar de solidaridad y de su efectiva contra para poder controlar a un rival dominador casi siempre, pero al que le faltó una mayor velocidad para poder desarbolar el entramado que planteó el equipo blanco, que gozó de las ocasiones más claras del partido pese a tener que renunciar al esférico.
Al final, decidió el estilo del Real Madrid, también superviviente a los problemas físicos de Cristiano y Bale que mermaron su presencia en el campo, pero que irá a Múnich con el valioso gol de Karim Benzema, sabedor de que en el Allianz Arena, el sufrimiento será mucho mayor, pero también de cómo puede hacer daño a los de Pep Guardiola.
Como si de un guión estuviese escrito, los dos equipos aceptaron sin miramientos su papel. La final copera le sirvió a Carlo Ancelotti para repetir el esquema que tan buenos frutos le dio en Mestalla, con el único cambio de Cristiano por el griposo Bale, y con la línea de cuatro delante de la defensa para controlar la posesión visitante porque el Bayern no sólo se adueñó del balón sino que cuando lo perdía, con la línea muy arriba con Mandzukic, presionaba obligando a su rival a deshacerse de él sin encontrar las salidas que halló hace una semana.
De todos modos, el actual campeón de Europa no tuvo fácil el acceso al área de Iker Casillas, aunque tuvo una vía por la banda izquierda donde Carvajal sufrió mucho con Ribery y Alaba, falto de la ayuda de Di María, mientras que por el costado de Robben, Coentrao volvió a demostrar su disciplina para frenar al holandés. El carrusel de centros y de amenazas acaban en continuos saques de esquina que la defensa blanca defendía con acierto.
El partido estaba dominado abrumadoramente por los de Pep Guardiola, cuando el Real Madrid demostró una vez más que el balón no le es necesario. Una contra fugaz, con pase de Cristiano a la espalda de Boateng para Coentrao para meter un pase letal a Benzema que solo tuvo que empujarla para poner el 1-0 y la cara de extrañeza en los jugadores visitantes.
Y es que el contragolpe fue la mejor arma local para contrarrestar el dominio del Bayern, que no cambió un ápice con el gol en contra y que continuó con paciencia buscando encontrar el camino hacia Casillas. La misma paciencia que tuvieron los de Ancelotti para esperar su momento que llegó en otras dos ocasiones claras, pero ni Cristiano, fallando extrañamente un balón solo ante Neuer, y Di María, con una errónea definición delante del guardameta alemán, estuvieron acertados.
El campeón de la Bundesliga, más agobiado en los minutos finales del primer acto, donde dejó espacios peligrosos, no las tuvo tan claras, pero pisó con peligro el área madridista de forma siempre muy amenazante, marchándose a vestuarios sin premio, pero tampoco sin más castigo.
EL PARTIDO SE EQUILIBRA
El descanso no cambió el panorama. El Real Madrid continuó sin encontrar una posesión larga con la que poder frenar a un Bayern, imperturbable, pero lastrado por la falta de desborde que le dan habitualmente sus dos extremos, con Carvajal más asentado por su lado, y por la poca llegada que tuvieron Schweinsteiger y Kroos, más grises de lo normal, sobre todo el segundo, por lo que no lograba tener ocasiones claras.
La primera solución de Guardiola para intentar cambia el rumbo del partido, mucho más equilibrado en esta segunda mitad, fue el de meter a Javí Martínez y devolver a Lahm al lateral en busca de más poderío en el medio donde su rival, cuando lograba encontrar a Isco y Modric, le trataba de retar en la posesión cuando el equipo bávaro, menos fino en la presión, se lo permitía.
Ancelotti también decidió mover ficha, en cierto modo obligado. Bale entró por Cristiano para no forzar más al portugués y Varane tuvo que cambiar al lesionado Pepe, mientras que su homólogo fue claramente a marcar con la entrada de Goetze y Muller por un desaparecido Ribéry y Schweinsteiger, dando un respiro para el tramo final al conjunto madridista, que veía como el partido se abría un poco más.
El ex del Dortmund tuvo entonces la más clara, pero Casillas le negó a Guardiola aumentar su racha en el Bernabéu, mientras que el ‘expreso de Cardiff’ no acertó con otro contragolpe blanco. El Allianz Arena, donde el nueve veces campeón de Europa nunca ha ganado, decidirá el billete para Lisboa.