FIN A LA RACHA DEL REAL MADRID EN MOSCÚ

Crónica-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista

Eran varias las voces que pedían un tropiezo a tiempo del Madrid en vez de seguir alimentando al monstruo voraz de la racha. Un traspié que aliviara la presión, incluso una tibia cura de humildad, una derrota que, después del frenesí de tantas victorias, le ayudara a crecer. Pues aquí la tienen. Fin a la sucesión de victorias que se había alargado durante 31 partidos y casi cuatro meses. Para añadirle morbo al asunto, la cortó de cuajó Messina. El técnico italiano sonreía satisfecho, le había echado el lazo “al mejor equipo de Europa”, a un Madrid tremendo durante la temporada y que en Moscú ofreció su peor versión en casi todas las facetas del juego.

Fiasco blanco y gran mérito del CSKA, de una defensa que ralentizó los ataques rivales. Sus jugadores saltaban como fieras al bloqueo y continuación, ahogando a los bases, y ejecutaban con precisión las ayudas defensivas. Imponentes. El equipo ruso fue una maquina perfecta atrás (doble mérito sin Weems y sin Hines, lesionados), lo que le permitió correr. Si no había galopada, empezaba el reto del pase extra. Paciencia y Krstic certero como brazo ejecutor. La ventaja física se hizo más evidente con Vorontsevich, un 2,04 m, actuando de alero.

En la batalla táctica, al Madrid le abandonó su duende, petrificado en un Moscú de veinte bajo cero. Sólo avanzó a impulsos de un talento que le permitió driblar el ridículo: 37-18. Pasó de tocar fondo a encender la llama de la esperanza con 8 puntos de Sergio Rodríguez (que al final fue descalificado por un encontronazo con Teodosic). Los de Laso se pusieron a tiro de tres (46-43), aunque esta vez eran un equipo peor, mucho peor que el CSKA. Sin defensa y sin rebote, sin movimiento de balón. Apresurado, aislado, en manos del uno contra uno y con Rudy en día aciago, Mirotic regular y Bourousis cediendo la pelea con Krstic. Los Sergios anotaban, pero no hacían jugar y a Reyes le podía la ansiedad ante su exjefe. El Madrid está en el camino al título, por supuesto; pero como otros tres o cuatro equipos. La carretera es dura y pica hacia arriba.

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