Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista
Fernando Hierro será el nuevo Zidane del Real Madrid. Tomará el relevo del francés como segundo de Carlo Ancelotti, pero lo hará avalado por un bagaje madridista incluso mayor que el del francés. Florentino Pérez lo ha tenido claro: ha cambiado a una leyenda por otra.
Hierro y Zidane jugaron juntos en el Madrid dos años, de 2001 a 2003. Pero, antes de la llegada del crack francés, Fernando ya había vivido todo tipo de experiencias en el Madrid, club al que llegó en 1989.
En su primer año ganó la Liga, pero vivió in situ los dos naufragios consecutivos de Tenerife, origen de su famoso «no sabes cómo jodernos» dirigido a Gracia Redondo en Anoeta. A partir del 95, las cosas mejoraron. Volvieron las Ligas a Chamartín -un total de cinco en su palmarés- y llegó, por fin, la ansiada Séptima, precisamente ante la Juve de Zidane. Luego cayeron la Octava y la Novena, que levantó ya como capitán blanco. Ahora, la Décima marca el inicio de su nueva etapa en la Casa Blanca.
Considerado por muchos el mejor central de la historia del Madrid, Fernando Hierro siempre dio muestras de un fuerte carácter, tanto en el terreno de juego como en el vestuario, e incluso en los despachos. En 2003, tras ganar su última Liga, un enfrentamiento con Florentino supuso su salida inmediata del Madrid. Hierro nunca se calló, pero en los últimos tiempos los acercamientos con el presidente fueron progresivos. El tiempo atenuó las diferencias entre ambos, hasta el punto de que, once años después, el Madrid les une en una nueva aventura. Ya hubo contactos en 2012 -José Mourinho le quería como portavoz-, pero el reencuentro se ha hecho esperar un poco más.
Misma función, distinto talante
Hierro será el Zidane de Ancelotti, pero con matices. Como el francés, se encargará del trato más personal y directo con los jugadores -para el trabajo puramente táctico y técnico seguirá primando la figura de Paul Clement-, pero su carácter es más fuerte, más caliente que el del francés. Eso sí, también sabe ser diplomático, como acreditan sus años de trabajo como director deportivo en la RFEF -en la que trató con varios de sus futuros pupilos, como Ramos, Xabi o Arbeloa ya que sólo Casillas sobrevive de su época de jugador- y Málaga, y también sus buenos contactos con las altas instancias del fútbol europeo y mundial. Conocedor de todas las facetas del fútbol, le faltaba el banquillo, en el que se sentará desde el lunes.
Su bagaje le convertirá en una toda autoridad en el vestuario del Madrid. La misma condición que se ganó entre 1989 y 2003, cuando se empapó de un ADN madridista que conoce como pocos jugadores en la historia reciente del club blanco.