EL VESTUARIO SOBRE BALE: «NO DEFIENDE PORQUE NO QUIERE»

Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista

El 16 de septiembre al 20 de diciembre de 2014 el Real Madrid fue una máquina bien engrasada que desplegó por momentos el mejor fútbol del continente. Durante esos tres meses encadenó 22 victorias, en las que marcó 81 goles y recibió solo 10. Todos jugaban, todos defendían, todos corrían en un bloque sólido, imparable, donde el derroche de talento y sacrificio iban parejos.

Allá por diciembre, antes de viajar al Mundialito, los futbolistas empezaron a reconocer en privado que estaban muy cansados. Las bajas de Modric y James obligaron a un sobreesfuerzo, pero como circulaban a velocidad de crucero desde el cuerpo técnico apenas le dieron importancia. “El míster es un gran tipo y el vestuario es una piña, pero estamos tiesos. Nos falta trabajo físico”, reconocía entonces un jugador, anticipando los primeros nubarrones de la tormenta.

Tras coronarse campeones del mundo, llegó el parón navideño que tanto temía Ancelotti y, a la vuelta, de aquel equipo exuberante y mandón nunca más se supo. Se evaporó. En los 15 partidos de este año (8 victorias, 2 empates, 5 derrotas, 27 goles a favor, 19 en contra) el vigente campeón de la Champions se ha dejado la Copa, el liderato en la Liga, el prestigio en Europa y la confianza en el vestuario.

En el club siempre contaron con un ligero descenso en el rendimiento durante enero y quisieron ver la eliminación copera como una oportunidad para recuperar fuerzas, tanto a nivel físico como mental. Pero el equipo se desconectó, ya han pasado dos meses y todavía no ha vuelto. Lo peor es que nadie sabe el motivo.

No saben por qué
Desde el cuerpo técnico han barajado todo tipo de posibles explicaciones al estrepitoso derrumbe. Al principio se habló de desconexión por cansancio mental. Luego señalaron los fallos en defensa, ante las ausencias de Ramos y Pepe. Más tarde fue la mala circulación de balón por la falta de Modric, para apuntar después a la falta de acierto de los delanteros. Ahora, Ancelotti reconoce que el problema puede tener origen en la preparación física, algo que ha venido negando sistemáticamente.

A medida que se sucedían los tropiezos, el sistema de juego cada vez ha estado más cuestionado, pese a que el técnico siempre mantuvo inquebrantable su fe en la BBC. Pero la producción goleadora de Cristiano (9 goles), Benzema (7) y Bale (2) ha menguado de manera alarmante en 2015. Conforme han ido pasando los partidos sin Modric ni James y con Isco y Kroos exhaustos, la evidencia de que los tres centrocampistas no dan abasto para suplir la inferioridad numérica en la zona ancha se ha ido imponiendo, tozuda.

El desplome físico de los blancos les lleva a jugar con mucha distancia entre líneas y a ser menos solidarios en la presión, con lo que el equipo se parte y no domina los partidos o es un dominio estéril. “Todos dan lo mejor en cada partido. La clave es juntar el orden, el esfuerzo y la disciplina”, aseguraba un satisfecho Ancelotti en los días de vino, rosas y récords. El juego del actual Madrid no tiene ningún orden, poco esfuerzo y, disciplina, en algunos casos. Si hablamos de Bale, poca.

Molestos con Bale
Gareth Bale fichó hace año y medio como gran sensación de la Premier y desde el principio se le dio consideración de estrella mundial, debido al descomunal precio (98 millones de euros) que pagaron al Tottenham. Desde las oficinas del Bernabéu le quieren posicionar como el heredero natural de Cristiano. Pero, como señala un jugador de la plantilla, “Cristiano solo hay uno. Bale es un gran jugador, pero él solo no te gana partidos”. Por eso, en el vestuario sus compañeros no aceptan de buen grado que se desentienda en defensa, privilegio que, aseguran, solo merece el portugués. Que Bale empezara su carrera jugando de lateral lo agrava aún más: “No defiende porque no quiere”.

Bale va por libre. En el campo y fuera de él. Consciente de que su integración a la dinámica del equipo es mínima, Florentino Pérez solicitó hace tiempo a Cristiano y a Sergio Ramos que se involucrasen para que el galés fuera uno más. Pero es el propio Bale el que no muestra interés por adaptarse, más pendiente de jugar al golf que de conocer a sus compañeros. El hecho de que esté jugando en una banda que no es la suya tampoco ayuda, y la polémica por su excesivo individualismo le ha colocado en el disparadero.

Hoy Bale es un futbolista atribulado, con poca confianza e intrascendente en su juego, que apenas puede desplegar porque el Real Madrid ha perdido velocidad en sus transiciones y ya casi nunca juega con espacios. Ante el notable bajón en el rendimiento de Cristiano, con molestias físicas y sin confianza, Bale ha sido incapaz de dar el paso adelante que esperaban desde los despachos. Tiene muchísima clase, pero no tiene ni la mitad del carácter o el hambre del crack de Madeira.

En ese escenario, Ancelotti se plantea prescindir de un miembro de la BBC y ganar un cuarto centrocampista, pero en el vestuario son pocos los que creen que sea Bale y no Benzema el que vaya al banquillo. Un vestuario que, además del físico, ha perdido la química entre ellos y sobre todo la confianza en sus posibilidades. Tanto, que ayer un jugador aseguraba no estar inquieto ante la cercana visita al Camp Nou: “Tal como estamos, me preocupa bastante más el Levante”.

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