Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista
Silencio, Liga en juego. Jugadores y técnicos del Real Madrid saben que gran parte de la temporada y, en especial, de la tranquilidad de aquí al final del curso, se pondrá en juego el próximo domingo a partir de las nueve de la noche en el Camp Nou. Por ello la orden ha sido clara y rotunda: «Blindaje total y absoluto. Ni una filtración y todo es bueno y bonito en el vestuario». Y así hasta el Clásico. Después el balón y el verde marcarán el transcurrir de lo que queda de campaña y el ambiente que pueda respirar el equipo.
La última semana fue agitada al máximo alrededor del primer equipo madridista, con un final de fiesta en la mañana del domingo en Valdebebas que dejó descolocado a más de uno. Por este motivo, los capitanes han tirado de galones y han impuesto la ley del silencio. Todos a una con tal de sacar algo positivo de la visita a Barcelona, con el liderato en juego y, lo que es más importante, con la oportunidad de terminar con todo lo que se está diciendo sobre el equipo que dirige Carlo Ancelotti.
Ramos y Casillas son los que han liderado este intento de hacer piña. Los capitanes pretenden formar un frente común, al menos durante estos días que restan para la disputa del Clásico. Quieren poner a salvo al equipo, tanto de los ataques que puedan llegar desde fuera como de los que se puede generar en el grupo.
Han pedido al resto de compañeros dejar atrás diferencias y asuntos de índole personal para remar en la misma dirección, con el objetivo de salvar una temporada que ha pasado de tener un lugar guardado en la historia blanca, a asistir a un desplome sin precedentes. Y para lograr ese ambiente propicio, los capitanes han exigido al grupo que mantenga la unidad por encima de cualquier otro asunto. Solo importa el Real Madrid por delante de egos o cualquier lucha intestina de esas que han tenido lugar desde que se inició 2015.
Ancelotti a la cabeza
Carlo Ancelotti continúa siendo el nexo de unión de todos. A excepción de algún jugador que no termina de entender que ya debe jugar un papel secundario en este Real Madrid, el resto, tanto los que juegan como los que no, aceptan el liderazgo que ejerce el italiano a su manera.
El ex del PSG es un ejemplo para todos cuando aparece ante los medios de comunicación y su manera de relativizar los problemas. Al menos de puertas hacia fuera. Incluso se atreve a bromear como hizo el pasado domingo con el dueño de la portería y el Camp Nou. El técnico italiano quiere restar presión y recuperar a Cristiano Ronaldo al precio que sea. Le considera imprescindible y ya está en ello.