Redacción: Luis Alberto Reyes Almansa/ Santiago Bernabéu-Latribunamadridista.com
No es fácil escribir sobre la salida de Cristiano y no es nada sencillo por el simple motivo de que puedes tener diferentes maneras de pensar en un mismo artículo. Lógicamente hablamos de sentimientos encontrados. No será fácil, pero vamos a dividir este escrito en tres factores: jugador, Mendes y Florentino.
Cristiano
Vamos a empezar valorando en estas líneas al principal protagonista de todo esto: al propio jugador.
No hay duda alguna que es el mejor futbolista que hemos visto con la camiseta del Real Madrid y el segundo mejor de la historia del club tras Alfredo Di Stéfano, al que la gran mayoría no hemos visto jugar por nuestra edad.
Ronaldo llegó al Madrid en una situación deportiva muy mala en el club. A pesar de aterrizar en el mismo verano que la llegada de Florentino en su segunda etapa y con fichajes como Benzema, Kaká o Xabi Alonso, la diferencia con el eterno rival era eterna, de hecho, venían de ganar un triplete culminado con una de las noches más negras en nuestro recuerdo: el 2-6. Además, en Europa, era un caos y se vivieron años negros.
No era fácil asumir ese reto de liderar al Madrid a llegar a ser el absoluto dominador del fútbol europeo y Cristiano, a sus 24 años, aceptaba un reto mayúsculo. Siempre habrá que agradecerle esa animalada de espíritu competitivo y de superación que tiene y que tanto nos ha ayudado a estar donde estamos.
Además, por aquel entonces, la distancia personal con Messi, otro jugador legendario, era abismal a favor del argentino. A base de lucha, trabajo, ganas, coraje, fútbol y goles, no sólo ha igualado al argentino, sino que le ha superado. Es para admirar y estar orgulloso del portugués
Durante 9 años ha sido un auténtico profesional, nadie le podrá reclamar lo contrario. Llegaba el primero y se iba el último, sus enfados el día que no marcaba gol, sus cabreos cuando perdía en los entrenamientos, su extrema obsesión con su cuerpo y las estadísticas. Ese incontrolable y admirable espíritu le ha llevado a ser la bandera de un equipo que deja en lo más alto del fútbol europeo. Al igual que hiciera en su día Don Alfredo, ha cambiado la historia reciente del Real Madrid y es para estarle eternamente agradecido. Jamás veremos nada parecido y como tal hay que reconocerlo y admirarle eternamente.
Personalmente, he disfrutado mucho con este jugador, no sólo en el sentido futbolístico, sino de esa personalidad arrolladora y ese odio que generaba en el antimadridismo. Nunca antes un fichaje causó tanta inquina en el antimadridismo rancio y casposo. Fueron a por Ronaldo y haberle defendido ha sido un honor. El propio Ronaldo con su juego y sus goles los terminó por retratar a todos y mandar a la cueva. Fue trepidante y muy bonito tener a Cristiano como principal foco del antimadridismo. Sinceramente, creo que es uno de los principales artífices de que haya este boom defendiendo al madridismo por redes sociales.
Pero la pena que me queda con Cristiano es que siento que nunca se ha enamorado de nosotros, nunca se ha hecho realmente madridista. Es de esas pocas personas que quedan en este mundo que se parten la cara y han dejado todo por este escudo con unos resultados inigualables, una profesionalidad llevada al extremo, pero no siento que se haya enamorado del Real Madrid, así lo demuestra su despedida.
Evidentemente, ese peculiar carácter que tanto ha dado al Madrid tenía que tener su parte negativa y durante años hemos perdonado algunas salidas de tono, desplantes a la afición, gestos de frustración con sus compañeros. Todo ello quedaba en la más absoluta nimiedad porque la balanza era terriblemente positiva, pero en el momento de la salida da pena que no haya tenido más mano izquierda con una afición que le ha idolatrado tantos años. Luego hablaré del presidente cuanto toque por si alguno se le ocurre algo ahora, pero la afición que tanto le ha idolatrado y apoyado estos nueve años no tiene la culpa de rencillas personales.
La rajada de Kiev fue un detonante imperdonable. Ni siquiera los dos mejores jugadores de nuestra historia han estado por encima del club ni de sus respectivos presidentes. La historia se repite 50 años después.
Despido a Ronaldo con el eterno agradecimiento a ser el mejor jugador que he visto con mis ojos como madridista, por haber sido la bandera del club estos años, la admiración de quien nunca se ha rendido y se ha partido la cara y jugado su físico por el Madrid, pero también por la rabia de que no haya podido sentir realmente al Madrid ni haberse enamorado de nosotros, con el enfado de que no haya sabido valorar que a pesar de ser el mejor, sus compañeros han sido claves para ellos y la inquina de que no haya querido despedirse como su leyenda merecía. Como dije al principio, sentimientos encontrados.
Mendes
Para mi modesta opinión, un alto porcentaje de su salida es culpa suya. Recordemos que hace años la relación con el Madrid era excelente; aparte de tener varios representados suyos, hacía y deshacía con mando en categorías inferiores. Esa relación le llevó incluso a parar los pies alguna vez a Ronaldo cuando le daban alguna de sus rabietas de querer salir. Al tener pastel de sobra en el mejor equipo del mundo, le llevaba a querer lo mejor para su representado y no buscar más.
Pero todo cambió al no lograr el fichaje de De Gea. Ya no tenía mando en el Castilla y Florentino le paró los pies. Los problemas con Hacienda de todos sus representados, la salida de Pepe y la posición rígida de Florentino respecto a los problemas legales eran cosa suya, fue lo que llevó a buscar un dinero necesario fuera del Madrid para pagar esas multas. Se lleva 12 kilos por una operación, Brillante desde el punto de vista profesional, lamentable desde el personal.
Florentino
El presidente llegaba en 2009 en su segunda etapa tras dimitir en la anterior víctima de haber mimado y endiosado mucho a sus jugadores. La era galáctica nos dejó grandes fichajes, pero también, cuatro años en blanco, algo imperdonable en esta entidad.
En esta etapa, ha radicalizado completamente esa postura, sin ceder nada ante los jugadores, Las salidas de Ozil, Di María o Morata le dieron la razón, pues se ha demostrado que fuera del Madrid hace mucho frío. Anteponer el club ante todo y todos es obligación del presidente. Él tampoco lo está, pero si por encima de cualquier jugador, hay una jerarquía que se debe respetar.
Pero si ha fallado en algo y es no ser más cercano y cariñoso. El guiño a Neymar en la gala del balón de oro es un patinazo incomprensible. Da la sensación de que con algo de mano izquierda, se podía haber atajado todo esto. Lógicamente, después del pulso y del órdago, ha hecho lo correcto.
Una manera de actuar que aún siendo la correcta, debe variar y ceder en algunos jugadores por el bien del madridismo. Al igual que le he reprochado a Ronaldo, el madridismo no tiene culpa de problemas personales entre ambos.
No me gusta cuando se comparan las salidas del Madrid con las de otros clubes. Hay una diferencia muy grande: Torres, Xavi, Iniesta las anunciaron antes de final de temporada con el suficiente tiempo para organizar algo. Eso no pasa en el Madrid. Está claro que algo falla en la cultura de nuestro club cuando esto siempre pasa y ahí el presidente como máximo responsable debe variar algo.
Estoy contento y agradecido de la gestión de Florentino, pero siento tristeza de ver el poco feeling que se tiene con ciertos jugadores que si lo merezcan y con una afición que trata como meros números. Aún con ello, a día de hoy, como socio y compromisario, le votaría. Sentimientos encontrados.
Creo que he intentado ser justo y honesto en estas líneas. Lógicamente, podéis encontrar contradicciones. Sentimientos encontrados