Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista
La renovación de Ancelotti, cuyo actual contrato finaliza el 30 de junio de 2016, está en marcha. En el club están encantados con su trabajo, culminado ayer mismo con la consolidación de su equipo como líder en solitario. Una remontada muy meritoria, dado que el Barça llegó a estar seis puntos por delante tras los fiascos ligueros del verano ante la Real Sociedad en Anoeta (4-2) y con el Atleti en el Bernabéu (1-2). Ancelotti no se alteró en ese momento delicado, no levantó la voz, buscó acomodo a James como tercer volante y repitió con Isco aprovechando la lesión de Bale. El sentido común ha tenido premio. Desde el derbi madrileño han llegado once victorias consecutivas, que han terminado de relanzar la cotización de Ancelotti.
El club le ofrecerá ampliar uno o dos años su contrato, por lo que prolongaría el mismo con el italiano hasta 2017 o 2018.
Ilusión. El técnico dejó caer esta posibilidad hace dos semanas: “Ha pasado un año y medio desde que llegué y me encuentro muy bien con todo. Me gustaría renovar, pero tenemos que ser dos. Me gustaría acabar aquí mi carrera”. En el club valoran no solo los buenos resultados deportivos (Décima, Supercopa de Europa y Copa), sino el apoyo que tiene de la plantilla. Los jugadores están encantados con él y eso ha animado al club a reforzarle en su liderazgo.
Curioso. Cuando el italiano fichó por el Madrid en junio de 2013, Florentino le dio la camiseta con el nombre de Ancelotti… sin número. La de Mourinho llevaba el ‘1’. Ahora nadie duda quién lo es de verdad. Hay Ancelotti para rato…
La llegada de Hierro, un acierto
El pasado verano, Florentino decidió junto a uno de sus directivos de más confianza, Eduardo Fernández de Blas, que había llegado la hora de recuperar a Hierro. De Blas, que tiene buen trato con el malagueño, le convenció para que fuese el segundo entrenador del primer equipo. Hierro ha conectado con Ancelotti desde el primer día y los jugadores hablan maravillas de su aportación, tanto en el trabajo técnico como en el trato personal. Un acierto.
Las claves del éxito de Carlo
Di María, decisivo. El día que El Fideo se tocó los genitales, nadie daba nada por él. Ancelotti recondujo el debate y lo reconvirtió como medio. Di María fue clave en Mestalla y Lisboa.
¡La Décima! Tras tres años de frustraciones por no pasar de semifinales, en su primer curso en el banquillo blanco metió al Madrid en la final y ganó la Décima. ¡Y encima al Atleti!
Cerró el debate de Iker. Con el debate on fire, Carletto apostó por Casillas como titular y el tiempo le dio la razón. Iker no ha encajado un solo gol en sus últimas cuatro salidas.
James, a la medular. Llegó como Bota de Oro del Mundial y con la difícil misión de hacer olvidar a Di María. Ancelotti le ha convertido en tercer volante. Corre, da asistencias y marca goles.
Isco, currante. Le tachaban de jugador poco sacrificado. Pero esta temporada el malagueño ha explotado y compagina genialidades con un trabajo defensivo espectacular. Ancelotti es el auténtico ‘culpable’.
Dialogante. El vestuario estaba fracturado con el portugués (Casillas, Ramos, Pepe, Cristiano…). Ancelotti ha unificado voluntades y dialoga con todos. La plantilla quiere que siga.