EL MADRID LE PASA EL RODILLO AL DEPOR

Crónica-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Estadio de Riazor-LaTribunaMadridista

Tres golazos del Real Madrid en once minutos acabaron con las esperanzas de un Deportivo bisoño que pagó su inmadurez. El conjunto de Ancelotti engañó al rival. Le dejó subir metros, se lo creyó, dejó huecos y cayó fusilado al contragolpe. El equipo de Víctor duró media hora. La que tardó Cristiano en abrir la cuenta con un bonito cabezazo, colofón a un centro de Arbeloa, que regresó a la titularidad con la política reparto de esfuerzos que practica el entrenador italiano.

Desde ese momento, los blancos jugaron con tranquilidad, por momentos excesiva, mientras el cuadro gallego quería y no podía superar sus propios errores. Con el 0-1, los locales buscaron el empate, adelantaron la defensa y un trallazo a la escuadra de James acabó con sus ilusiones de empatar. El disparo cruzado dejó a las gradas boquiabiertas. El colombiano, discutido por muchos impacientes, anotó el mejor tanto madridista de la Liga. Rodríguez realizó un excelente partido. Sus recortes, sus piruetas para mantener el balón en su poder y sus regates dejaron huella en el coliseo coruñés. Esos toques de clase recordaron a Valerón, que plasmó en este césped la esencia del fútbol durante casi trece años. James se marchó a celebrar su bonito zapatazo a un córner, donde fue agasajado con efusividad por sus compañeros.

Ya se sabe que el hombre es el único animal que tropieza dos veces, o más, en la misma piedra. El Dépor continuó con su esquema ofensivo, las líneas adelantadas, y Cristiano marcó su segunda diana del encuentro en una mala salida de Lux ante Benzema. El guardameta se jugó la amonestación e incluso la expulsión. Derribó a Karim. Pero el acierto del Balón de Oro le sirvió a Pérez Montero para evitarse problemas. Víctor Fernández dio entrada a Juan Domínguez y a Cavaleiro para buscar otras formas de ataque.

El tropiezo en la misma piedra es un error que también cometió el Madrid. Con el 0-3 por bandera, volvió a dormirse, como le sucedió en Anoeta. Sin saberse por qué, entregó el balón, y la actitud, al contrario. Ancelotti tiene razones para enfadarse. Una mano involuntaria de James permitió a Medunjanin acortar distancias de penalti. Y una nueva indecisión de Casillas, confiado y parado en un balón por alto, estuvo a punto de costar otro gol. La afición levantó entonces los ánimos del conjunto coruñés, de perdidos a la Torres de Hércules, mientras los blancos ofrecían sus peores momentos.

Ancelotti no admitió más aburguesamiento. San Sebastián debía ser un enorme fallo, no una constante. Quitó a Benzema para introducir otro centrocampista, Illarra, con el fin de controlar la pelota. Los campeones de Europa frenaron de esta manera el ímpetu blanquiazul, basado más en la relajación de los visitantes que en su propio fútbol. Bale acabó con el dilema. Marcelo le envió un centro que el galés, colocado como interior izquierda, aprovechó bien para demostrar su calidad. Colocó el balón ante la salida de Lux.

Isco sustituyó a Modric. El malacitano se encuentra en forma y merece minutos. El Madrid había vuelto a tener el balón. El Deportivo, otrora ogro blanco, no era enemigo. Isco puso una pelota de platino para que Gareth sumara el segundo de su cuenta, también desde la izquierda y con la zurda. El 1-5 silenciaba muchas voces críticas, que ponían en duda el nivel de este Real Madrid. Como argumentó Ancelotti, no era comprensible que se dudara de un equipo que hace cuatro meses conquistó la Champions y hace uno se adjudicó la Supercopa de Europa sin Di María y sin Xabi, con Kroos y James.

James, excelso, dibujó otra asistencia genial para que Cristiano rompiera la igualada goleadora con Bale y rubricara el tercero de su buchaca, el sexto en el balance madridista. El portugués señaló al colombiano, creador de la jugada. Buen asistente para sacar jugo de la potencia física del luso. CR7 ha encontrado otro buen socio que alimente su canibalismo rematador.

Toché selló la segunda diana deportivista en un buen tiro raso. Casillas se estiró y no tocó el esférico. Tampoco lo tocó Lux en un trallazo monumental de Chicharito, que estrenó su marcador blanco con un gol de alcurnia. El mexicano redondeó una tade colocal con un segundo tanto desde lejos, ayudado por un defensa. El Madrid, sin exprimirse a fondo, endosó ocho tantos en una visita trascendental para asentar la tranquilidad en el aficionado.

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