Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista
Una nueva noche épica se presenta mañana en el Bernabéu. El Madrid está a un solo paso de volver a disputar la final de la Champions, pero para ello deberá superar a la Juventus, que le tumbó en Turín hace una semana. Por delante, 90 minutos en los que el Madrid se agarra a la estadística: de ocho ocasiones en las que tuvo que remontar un 2-1 adverso, en cinco resolvió el trámite (un 62,5%). La primera de todas fue en 1965. Significó el último gran partido de Puskas con la elástica madridista. Le marcó cuatro goles en el coliseo madrileño al Feyenoord holandés, que venía con 2-1 de ventaja. El genial delantero húngaro tuvo una actuación estelar. El mérito era añadido porque en esa época los goles logrados fuera de casa no valían doble como ahora.
Posteriormente y con la nueva regla, serían los rumanos del Arges Pitesti los que vieron frenada su participación en la máxima competición continental, en 1972, con un gol heroico de Santillana a falta de tres minutos para el final.
Agónico fue otro tanto, éste de Benito en 1979, faltando 15 minutos para el final, que sirvió para apartar al Oporto del camino en esa búsqueda de la Séptima que ya empezaba a obsesionar. También en la Copa de la UEFA (1981-82), el Tatabanya húngaro sufría la remontada blanca. En Champions, el Bayern, en 2002, fue el último rival que fue eliminado por los blancos tras el 2-1 de la ida.
Malos precedentes. Pero no hay que olvidarse que en tres de esas ocho eliminatorias fue eliminado: ante el Ajax (1972-73), el Roma (2007-08) y la última y más dolorosa, fue ante su bestia negra, el Bayern, que pasó a la final de Wembley en 2012. Una horrorosa tanda de penaltis en el Bernabéu, en la que fallaron Kaká, Cristiano y Sergio Ramos, le impidió alcanzar su sueño. Mañana, un nuevo capítulo.