Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista
Iker Casillas será este martes el portero titular del Madrid en Turín. Su retorno a la portería se produce en un momento de endeblez defensiva del equipo, en absoluto achacable a Diego López, cuyas actuaciones han salvado al equipo de algunos goles cantados.
Sin embargo, la fragilidad del Madrid atrás es una evidencia. En los tres últimos partidos (Barcelona, Sevilla y Rayo), ha encajado siete goles. Y ello a pesar de que Diego López evitó, sin ir más lejos, un remate de Jairo que pudo suponer el 3-3 en el partido ante el Sevilla, y otro zapatazo de Alberto Bueno que desvió con la yema de los dedos al poste izquierdo de la portería del fondo norte de Vallecas. También pudo ser el 3-3 de un partido que el Madrid ganó pidiendo la hora.
Evidentemente, no se trata de un problema de portería, sino de defensa. Aún más: de funcionamiento general del equipo. Ante el Rayo, el Madrid estuvo de nuevo a punto de desperdiciar una renta de tres goles y concedió hasta 23 remates del conjunto rival, de los cuales seis fueron a puerta. Sin duda, todo un síntoma de la falta de solidez que el equipo viene mostrando desde principios de temporada.
En este contexto, la vuelta de Iker puede aportar una dosis de tranquilidad extra muy necesaria al equipo. El meta de Móstoles sólo ha encajado un gol -ante la Juve, precisamente- en los 205 minutos disputados hasta la fecha. Sin él bajo palos, la media sube hasta un gol cada 66 minutos. Sin duda, una diferencia apreciable a la hora de afrontar el partido en el que el Madrid puede sellar de forma matemática su acceso a octavos de final de la Liga de Campeones, la única competición en la que, hasta la fecha, Casillas está ostentando la titularidad.
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