Redacción: Nerea Calvo-Manzano.
Si la defensa madridista quedó en entredicho tras el partido ante el Shakhtar, los delanteros estuvieron más que acertados: se pudo ver resurgir a Cristiano Ronaldo, y aun más a un Gareth Bale que demostró la confianza del entrenador con un juego rápido y ágil al que ya nos tenía desacostumbrados.
El galés se convirtió en una pesadilla constante para los ucranianos, que al mínimo despiste veían colarse a Bale a pasos agigantados directo a portería. Aprovechó cada hueco, cada despiste, cada oportunidad. Estuvo acertado en un 73% de los pases, un valor muy similar al obtenido el fin de semana pasado en el encuentro liguero ante el Barcelona, con un 71%. A pesar de que el resultado fuese el mismo, las sensaciones fueron muchísimo mejores.
La unión y complicidad entre el de Gales y Cristiano Ronaldo también se hizo notar: un juego conjunto y efectivo fue favorable para la mayoría de ocasiones de gol, y el segundo tanto del luso fue un regalo de su compañero Bale. Por tanto, tal vez no haya que poner en el punto de mira el juego ofensivo del Real Madrid, sino los garrafales errores de defensa que están teniendo en estas últimas campañas.