Los jugadores blancos entraron a su vestuario al grito de “campeones, campeones…” tras haber brindado el título a la afición del Palacio de los Deportes
El Real Madrid se llevó la gloria en la cancha de su eterno rival por cuarta vez en la era ACB. 40 minutos de tensión dieron paso a una explosión de felicidad entre todos los integrantes de la plantilla. Con el reloj a cero y un Palacio entregado a su equipo, los héroes de la final estallaron de alegría y comenzó una noche de celebraciones
Mientras que en la pista, el Real Madrid aguantaba a que se agotaran los últimos segundos sabedor que ya se sentía campeón, el banquillo no pudo contenerse y empezó a celebrar el título. Abrazos y felicitaciones entre jugadores dieron paso a la fiesta final. El pitido del árbitro abrió el camino del éxtasis y la alegría se extendió al centro de la cancha. Los blancos se fundieron en una piña y al son de “campeones, campeones” se desató el delirio en un Palacio de los Deportes que fue fundamental con su apoyo. El gran capitán, Felipe Reyes, volvía a levantar la Copa de campeones bajo el “We are the Champions”.
El champán empezó a correr en un vestuario que ya era una auténtica fiesta. Los jugadores y cuerpo técnico con Laso a la cabeza recibieron todo tipo de felicitaciones. Exultantes, con la satisfacción del trabajo bien hecho y con su 31º trofeo de título de Liga pasando de unas manos a otras se mostraron felices tras haber vencido al Barcelona Regal en una serie larga y no exenta de dificultades. Los cánticos tomaron el vestuario. Este título de Liga es el primero para la práctica totalidad del vestuario ya que sólo Felipe Reyes (2) y Sergio Llull (1) habían logrado esta gesta por lo que la euforia tomó cada rincón de la casa madridista.
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