Redacción:Noelia Pinto Cervero-LaTribunaMadridista
«Me gusta pensar siempre que incluso después de la noche más negra, a la mañana siguiente sale el sol. Puedes pasar un mal momento pero al final pasa. Cada año hay momentos difíciles, lo importante es quedarse todos juntos. Lo más fácil es buscar culpables, el entrenador, algunos jugadores… pero lo importante es buscar una solución al problema». Es la receta que daba Carlo Ancelotti contra la crisis el 10 de diciembre, en una entrevista con Votre coach que ha sido publicada estos días.
Con su calma habitual, en los días de mayor éxito, comentaba cómo se debe gestionar una situación límite, como la que ha vivido en las últimas fechas en el vestuario del Madrid. Unas palabras que acabaron por ser proféticas y que hablan de cómo ha manejado el italiano el bache de los suyos tras el bajón de juego y la dura derrota del derbi. El propio Ancelotti ya habló de la importancia de recuperarse rápido de aquella derrota en la previa del partido ante el Schalke: «Si no reaccionamos rápido esa derrota nos puede afectar mucho para el resto de la temporada. Por eso es importante esta semana, porque hay que ganar y mejorar en el juego. Empezamos bien ante el Deportivo».
El italiano repasa su metodología y su filosofía de vida dentro del vestuario y revela que le gusta mantener relaciones de igual a igual con sus futbolistas. «No soy psicólogo, utilizo mi experiencia, el hecho de haber jugado me ayuda a comprenderles mejor, a entender sus necesidades. Como entrenador tengo mucho poder, porque les puedo decir que entrenarnos mañana a las cinco de la mañana, aunque eso traería una relación de autoridad y no quiero, porque tengo que trabajar con gente que tiene hijos, su propia personalidad… La comunicación me gusta hacerla al mismo nivel, no me gusta estar más alto que los jugadores pero no voy a estar por debajo de ellos. Al mismo nivel sale una comunicación más directa de la que se pueden aprender cosas y mejorar».
«La presión es la gasolina para hacer un trabajo bien y estar motivado. Es una cosa normal para mí. Cuando se habla de presión, estrés y todo esto, tengo que decir que me gusta lo que estoy haciendo, para mí no hay presión que me quite la idea que tengo de mi trabajo, que es el más bonito del mundo. En el trabajo del entrenador te llegan muchas presiones, prensa, club, jugadores… Para un entrenador lo más importante es considerar lo que se puede controlar, que es la presión del club y los jugadores, la de la prensa y la afición no la puedo controlar. Cuando juegas puedes ganar, empatar o perder, nunca puede pasar algo peor», comenta Ancelotti.
Carlo el motivador
Una de las ideas de Ancelotti es la de mantener a toda su plantilla motivada, aunque algunos jueguen muy pocos minutos en la temporada. El italiano lo explica: «Significa tener un equipo motivado, es lo más complicado, todo quieren jugar pero no puedes ponerlos a todos. A los que no van a jugar tienes que tenerlos motivados, no digo contentos, pero con ganas de entrenarse, de ser útiles. Es lo más complicado y eso te puede poner presión».
Además de hablar de la parte complicada de su profesión, el italiano comentó lo que es entrenar a futbolistas como Cristiano o Ibrahimovic, dos experiencias que ha podido disfrutar en su carrera: «Es una suerte entrenar a un jugador así, son los mejores. Un jugador de este nivel tiene una profesionalidad increíble y son un ejemplo para todos, lo fue Ibra en el PSG y lo es Cristiano aquí. Por eso están tantos años al máximo nivel. Con ellos tienes que hablar lo menos posible y dejarles jugar».
Para finalizar, analizó sus primeros pasos en el mundo de los banquillos y los cambios que le obligaron a realizar jugadores concretos en sus esquemas: «El sistema de juego es importante para poner a los jugadores donde les gusta, cuando empecé a entrenar tenía un sistema y nunca pensé cambiarlo. El primero que me cambió la idea fue Zidane, tuve que adaptar el sistema a Zidane porque era el jugador mas importante. Cuando puse a Pirlo de mediocentro defensivo fue su idea, le gustaba y lo probamos. El club pedía un juego de calidad y le puse ahí, era el director de orquesta».