Redacción: Latribunamadridista.com/ Imágenes: realmadrid.com
Última jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones 2018/19, una fase de grupos nuevamente casi ejemplar para el conjunto blanco con 4 victorias ( doble triunfo ante el rival directo, la Roma) y una sóla derrota, en Moscú ante el CSKA, en un encuentro que el Real Madrid no mereció perder y que mandó hasta tres balones a la madera ante un CSKA que sacó un botín excesivo de un gol tempranero, un Real Madrid que para muchos, podía incluso estar eliminado y que hoy es primero de grupo, estará en Octavos teniendo la vuelta en el Bernabéu ( lo hemos conseguido tras dos ediciones pasando como segundos) y va encaminado a jugar la final de la Champions League el 1 de Junio en el Wanda Metropolitano y ganar la que sería la cuarta Champions League consecutivo, esta además, en casa del eterno rival de la ciudad, el Atlético de Madrid y seguir haciendo historia siendo el primer equipo en ganar cuatro formatos Liga de Campeones consecutivos.
Con el objetivo cumplido, el Madrid de Solari busca seguir encadenando victorias y desde el único resbalón en Eibar, busca la decena de triunfos algo que lograría en la final del Mundialito de Clubes el 22 de Diciembre ante River Plate, el equipo campeón de la Libertadores en el Bernabéu, diez triunfos seguidos de los que el Real Madrid ya ha conseguido cuatro, comenzamos ganando en Roma, tres de ellos en Diciembre ( Valencia, Melilla y Huesca) y hoy sumará la quinta victoria y de paso, una venganza servida en plato frío ante el conjunto ruso del CSKA de Moscú, equipo que se está jugando además, la Europa League ante los checos del Viktoria Plzen, ambos llegan empatado a puntos, un Viktoria Pilsen que también ha perdido los dos encuentros ante el cuadro merengue.
A todo ello, se une la tremenda efectividad que tiene el Real Madrid en el Bernabéu en la Liga de Campeones, sumando 44 partidos consecutivos marcando, en concreto, desde la ida de semifinales de la Liga de Campeones 2010/11 ante el Barcelona, un encuentro donde los blancos sufrieron un arbitraje lamentable y terminaron con diez jugadores por la rigurosa e injusta expulsión de Pepe tras una entrada donde no llegó ni a rozar al «piscinero» y «teatrero», Dani Alves.