A Berlín con parada en el Bernabéu

Crónica-Redacción:Noelia Pinto Cervero-Turín-LaTribunaMadridista

El Real Madrid perdió en su visita a Turín (2-1) en el partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones y deberá agarrarse al Santiago Bernabéu para seguir creyendo en la ‘undécima’, una conquista que parece muy lejana si los actuales campeones de Europa ofrecen la versión que ofrecieron este martes en Italia.

Ni Ramos es mediocentro, ni la Juve era tan ‘joyita’ como decía el sorteo. El flamante campeón de la Serie A mostró más ganas que su rival y –pese a ser inferior en varios tramos– pudo haber viajado a España con dos goles de diferencia si Llorente hubiese acertado con el remate en el tiempo añadido. No hubo buen fútbol, apenas ocasiones. La Juve destiló aroma pragmático y el Madrid especuló sin saber hacerlo.

Los blancos desperdiciaron los primeros 20 minutos, minimizados por la presión de los italianos y por el escaso criterio en la construcción. El empeño de Ancelotti en situar a Sergio Ramos en el centro del campo dotó de solidez en la medular, pero el Madrid fue menos Madrid. Los resultados más recientes le han dado la razón al técnico italiano, pero la versión con el sevillano como arquitecto no fue buena.

Los merengues apenas elaboraron en tres cuartos de campo, sufrieron varias pérdidas que pudieron ser decisivas, y entregaron la iniciativa a su rival, más cómodo en la declaración de intenciones y con Pirlo ganando galones. Esto fue una mala noticia para el Madrid. Primero Morata, y más tarde Tévez y Marchisio, avisaron con varios disparos lejanos que hicieron más vulnerable al actual campeón de Europa.

Y así se gestó el primer gol de la eliminatoria, que tuvo un sabor especial. Álvaro Morata, que eligió Turín en lugar de Madrid por la falta de minutos, ajustició a sus ex con un remate –libre de marca– en el segundo palo. Apenas habían pasado ocho minutos, la Juve tenía más hambre y más ganas. El comienzo fue completamente ‘bianconero’.

Un disparo del ‘apache’ Tévez, que no acertó a parar Casillas, terminó en los pies del canterano blanco, que sólo tuvo que empujarla. Morata decidió no celebrarlo por respeto, pero pidió a la grada que cantase su nombre bien fuerte. No pudo tener mejor redención por tantas y tantas oportunidades que no tuvo en la casa blanca. Unos meses después de su marcha enseñó su valía con un gol de ratón de área que destapó los desajustes del Real Madrid en defensa.

Sin embargo, y como suele ocurrirle al Madrid, no hizo falta nada más que una posesión larga para equilibrar la balanza. Una buena jugada de James terminó en la cabeza de Cristiano, que colocó el 1-1 en el marcador, su noveno gol esta temporada en ‘Champions’ y la tranquilidad de Ancelotti, que parecía darse por contento. Desde el gol, y el error posterior de James que la estrelló al larguero, la actitud de los madridistas fue bien distinta.

En la segunda parte, y pese a lo que apuntaba el devenir del duelo, el Madrid entregó la iniciativa a su rival y pudo haberle pasado de todo. Tévez firmó una diablura tras otra y Varane –en uno de sus peores días– le entregó todo tipo de facilidades. De hecho, el argentino se cocinó el empate que acabó marcando él mismo a la hora de partido.

Un tiro de Marcelo que no acabó la jugada dio opción de contraataque para la Juventus. Tévez se midió en la carrera con Carvajal y terminó sacando lo que quería. El gol –de penalti– dio ventaja a los juventinos y empequeñeció a un Madrid sin chispa, sin Bale –desaparecido– y sin un centro del campo que estuviese a la altura de un campeón de Europa. El eterno vicio de sustituir a Isco tampoco falló a su cita.

De esta forma, y pese a algún intento baldío, el Madrid vio venir la derrota y aceptó el resultado, no sabiendo que Llorente pudo haber hecho llorar a los madridistas en el minuto 93. Un cabezazo del riojano golpeó a Casillas en la cabeza. El Madrid estaba soñando con el Bernabéu, quizá salió a Turín queriendo subir el segundo escalón antes que el primero. El próximo miércoles Chamartín dictará sentencia.

 

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