Redacción:Noelia Pinto Cervero-Latribunamadridista
Durante los años que transcurrieron entre 1996 y 2006 decir Raúl suponía hacer referencia a uno de los símbolos más conocidos de la Selección española.
Cada década ha dado una joya al fútbol español. Los años 50 y 60 van unidos a dos nombres de leyenda: Alfredo di Stefano y Paco Gento. Los años 60 y 70 fueron los de José Ángel Iribar.
En los 80 surgió una figura emblemática, Emilio Butragueño, quien una década más tarde cedió el testigo a un joven que venía brillando con luz propia, Raúl González Blanco.
Nacido en Madrid en el año 1977, la estrella de Raúl lucía muy fuerte desde mediados de los 90 e incluso se especuló con que podría disputar la Eurocopa de ese año en Inglaterra, algo que finalmente no ocurrió.
Por fin el Seleccionador Javier Clemente decidió convocarle para la Absoluta con la que debutó en octubre del 96. Fue en Praga ante la República Checa cuando contaba con solo 19 años.
Fue el inicio de diez años en los que Raúl fue el referente del equipo nacional. En torno a él y otro jugadores como Zubizarreta Hierro o Nadal, el propio Clemente, Iñaki Sáez, José Antonio Camacho y Luis Aragonés construyeron sus diferentes proyectos futbolísticos para citas de gran importancia como el Mundial de Francia 98, la Eurocopa de 2000, el Mundial de Corea y Japón, la Eurocopa de 2004 y el Mundial de Alemania en 2006.
De hecho, Clemente, por ejemplo, siempre fue muy claro en cuanto a la importancia del delantero para el equipo nacional: «Raúl me encantaba y me sigue encantando».
E Iñaki Sáez le calificó como referente: «Raúl tiene una gran obsesión por quedar campeón de lo que sea, y lo que le falta es ganar algo con la selección. El se lo ha propuesto, y nosotros le hemos dado la capitanía para que sea el responsable delante de los jugadores y sobre todo el referente para que todos tengan un norte hacia donde dirigirse».
En total disputó 3 mundiales y dos Eurocopas lo que supuso 102 partidos internacionales y 44 goles (el primero ante Yugoslavia en ese año 96). Raúl, como antes de él Butragueño, sufrió en carnes propias la maldición de los octavos y cuartos, una barrera impenetrable entonces para el equipo nacional.
Lo más doloroso ocurrió en la Eurocopa de 2000 cuando la Selección disputaba los cuartos con Francia y con 2-1 en contra, Raúl falló un penalti que podría haber forzado el empate. Su espíritu de luchador salió en ese momento a relucir y dejó para la historia una frase: «Espero tener otra oportunidad».
Sin embargo, en el recuerdo está también que Raúl fue decisivo para que España se clasificara de forma consecutiva para cinco torneos. Uno de sus partidos más recordados data de 1999, el 9-0 a Austria, encuentro en el que Raúl anotó cuatro tantos.
En 2003, se convirtió en el máximo goleador de la historia de la Selección española en solitario, al batir en dos ocasiones al guardameta alemán Oliver Kahn en el partido amistoso disputado en el estadio de Son Moix. Superaba así ese día a Fernando Hierro lo que provocó que este dijera de Raúl que era «un Ferrari que nos va a superar a todos»,
Su mejor estado de forma lo alcanzó en Corea-Japón (2002) donde marcó tres goles en los primeros cuatro partidos pero una lesión muscular le impidió disputar el decisivo choque de cuartos ante Corea, partido en el que España volvió a caer en la tanda de penaltis.
Jugó su último partido en 2006 y dejó varias marcas que tardaron años en alcanzarse. Por ejemplo el ser el máximo goleador de la Selección, con 44 tantos, algo que David Villa solo pudo superar en 2012.
Raúl es ya uno de los grandes jugadores de la historia de la Selección que dejó su huella y una marca que, a día de hoy, todavía está presente.