El partido apuntaba como un trámite para el Real Madrid, un partido donde recibía al Shaktar con el objetivo de casi certificar su liderato en el grupo y de permitirle llegar a la vuelta ya clasificado en octavos y con mucha menos presión. No salió Ancelotti con esa intención, y es que si algo ha aprendido en esta temporada y media es que los trámites en el Santiago Bernabéu nunca son eso, y que las experiencias pasadas le han demostrado que hay que salir enchufado desde el primer momento.
Fue tal y como habría podido imaginar el italiano, porque los ucranianos se hicieron con el balón y no lo quisieron soltar, a pesar de no poder llegar con peligro, esquivando la presión blanca y plantándose en campo contrario. Aun así, el Madrid, que ya sabe que eso de entrar pronto a los partidos no va con él, fue adaptándose poco a poco al ritmo que exigía el encuentro, logrando ser peligroso y empezando a combinar muy bien.
Una de estas asociaciones era la de Valverde y Rodrygo, que empezaron a intercambiar posiciones y a crear mucho peligro, tanto que en el minuto 13, cuando era precisamente el brasileño quien jugaba por dentro, llegó su gol. Aprovechó un remate de su propio fallo para, de primeras, disparar y batir a Trubin, que pudo tocarla pero que no pudo hacer más.
Sería precisamente el guardameta ucraniano uno de los nombres de la primera parte, y es que el Madrid empezó a entonarse, comenzó a llegar y consiguió que el Shaktar cada vez metiera más efectivos en su propio área. Comenzaron a llegar las ocasiones, pero Trubin se convertiría en el antihéroe para los blancos, cerrando la puerta e impidiendo que Benzema, Vinícius o Valverde anotaran.
No lo haría por mucho tiempo, y es que en el minuto 28 apareció la magia de los blancos, la samba precisamente que tanto practican Vinícus y Rodrygo. Anotó el primero, asistió el segundo, ayudados los dos por un Karim Benzema que siempre acompaña y guía el camino para que el resto de sus compañeros lo tengan mucho más fácil.
Entre tanto el Shaktar empezó a llegar al área del Madrid, con un primer acercamiento en el minuto 35 que fue sofocado por Lunin, pero con un gol en el 38. Centro al área para que remate Zubkov, demasiado solo, que pudo enganchar una volea poco ortodoxa, pero efectiva y bella, para reducir diferencias e intentar remontar el encuentro.
No acumularían muchas más llegadas, pero tampoco un Real Madrid que había bajado un poco ritmo y que contemplaba el paso de los minutos para que terminara la primera parte y tomar respiro de un partido bueno pero que no habían terminado de convencer, mucho menos con ese gol concedido.
La segunda parte sería una continuación de la primera, pero con un Madrid mucho más agresivo, que siguió buscando la portería insistentemente. Benzema se gustaba y seguía repitiendo esa combinación letal que tantas veces funcionó la temporada pasada con Vinícius, mientras que Rodrygo y Valverde se movían a sus campas, aportando por aquí y por allí.
Especialmente llamativo, pese a otro gran partido de Valverde, fue el rol de Rodrygo, que se internó mucho más por dentro, como ya ha dicho Ancelotti que le gusta especialmente, y que creó muchísimo peligro. Se despidió del Bernabéu con un gol y una asistencia, pero lo cierto es que pudo haber hecho más si alguno de sus compañeros, o él mismo, hubieran estado algo más acertado.
Y así se completó el partido, con un Madrid superior pero que no pudo cerrar el partido. Con Benzema volviendo a ser el de siempre pero sin conseguir anotar, más por mérito de Trubin, que terminó con once paradas, que por desmérito suyo, que lo intentó para el final. No es lo mejor para coger confianza pero sí sensaciones, pues en cualquier otro partido se podía haber llevado algo más de un gol. No será por falta de ocasiones, como la que tendría clarísima en el 89′, pero sí por fortuna, sumada a un guardameta que hizo todo lo posible por levantar a su equipo. El Bernabéu terminó coreándolo ese famoso ‘Karim Balón de Oro’, que tan a buen recaudo conseguirá.
Sufrió por tanto el Madrid, pero sigue sin conocer la derrota esta temporada, y otra cosa que no sea la victoria en Champions. 3/3 y nueve puntos posibles para casi asegurar el liderato del grupo y unas clasificatorias sencillas de cara al parón del mundial. Ahora mismo todo le va bien a Ancelotti, no tanto a un Jovicevic que tendrá que exprimir lo máximo de su equipo si quiere opositar a esa segunda plaza para la que también se ha apuntado el Leipzig con su victoria ante el Celtic.