La 8ª es el espejo en el que fijarse para ganar la 14ª

Redacción: LaTribunaMadridista.com/ Imágenes: realmadrid.com

El 24 de mayo de 2000, el Real Madrid y el Valencia disputaron en Saint Denis, dos años antes, sede de la final del mundial 1998 que concluyó con victoria gala por (3-0) ante Brasil, el día del doblete de Zizou, una final española, la primera de la Copa de Europa-Champions League y con ambos equipos con sus segundas equipaciones, la negra para el Real Madrid y la naranja para el Valencia.

Un auténtico monólogo madridista que en la primera mitad abrió el marcador con gol, de cabeza, de Morientes tras un centro desde la diestra de Michel Salgado.

Ya en la segunda mitad y tras un rechace de la defensa ché tras un saque de banda de Roberto Carlos, Mc Manaman hacía el (2-0), de tijereta y un remate made in Steve que el jugador británico puso de moda tanto en su etapa en el Liverpool como en su posterior etapa en el Real Madrid.

Con el Valencia volcado sobre el área madridista llegaría el tercer gol, de Raúl González tras un pase de Savio Bortollini que dejó al 7 madridista, totalmente sólo y recorriendo mediocampo hacía el marco de su amigo y rival, Santi Cañizares al que recortó con la zurda para rematar, a puerta vacía, con la derecha, era la 8ª del Real Madrid, la primera con otra elástica diferente a la blanca y en Saint Denis, escenario el sábado de otra final, la número 17 del Real Madrid, la final que nos debe traer la 14ª Copa de Europa de la historia del Rey continental.

¡A por la 14ª ¡Hala Madrid Y Nada Más!…