Redacción: Jorge Gómez-Manzanilal/LaNocheDelDeporteEspañolTV
¡Otra vez ante USA!, otra vez dando la cara como hemos hecho en las últimos cinco olimpiadas pero un crece fatídico de Cuartos de Final, como en Atenas 2004, nos deja sin medalla, nos deja sin opciones de subir al cajón de los metales y sin el sueño de Pau Gasol de ser Oro Olímpico, un sueño de la mejor generación de jugadores que ha dado nuestro baloncesto, ganando dos mundiales (2006 y 2019) pero quedándose a las puertas del Oro Olímpico ante USA en dos finales consecutivas ( Pekín 2008 y Londres 2012), Bronce en Río 2016 tras cruzarse en semis ante USA y hoy, nuevamente y ya con otras generaciones aunque con Gasol presente, con los Ricky, Claver, Willy, Abrines o Abalde y con los Llull y sobre todo, Rudy, Chacho, Marc y Pau Gasol, supervivientes del éxito de lo anteriormente mencionado, cayendo ante los americanos con Kevin Durant, hoy sí, siendo el extraterrestre de la canasta que tantos años nos ha maravillado y que comandará a USA a su cuarta olimpiada consecutiva.
Hoy, eso sí, teniendo que remangarse y firmar dos últimos cuartos donde sí fueron NBA y menos basket FIBA, (11 arriba de España antes del descanso (40-29) y empate al descanso 43-43 tras la reacción NBA), USA con un parcial de (22-6) puso contra las cuerdas a España, donde abajo (65-49).
Cualquier otra selección hubiese tirado la toalla pero una España liderada por Ricky Rubio con 38 puntos, un NBA como cualquier otro jugador norteamericano volvió a poner en aprietos a USA, a bajar la barrera de los 10 puntos, enorme mérito como en las cuatro últimas olimpiadas pero insuficiente para poder doblegar a USA (85-91). España como en Atenas 2004 se queda sin medalla, eso sí, con su segundo diploma con tintes de medallas.
¡GRANDE ESPAÑA!. ¡Orgullosos de Gasol y nuestra ÑBA!. ¡Gracias por tanto, Pau!
En esas estábamo cuando volvió a aparecer Kevin Durant para recordar por qué es uno de los mejores jugadores del planeta Tierra. El alero de los Nets tiró de calidad y él solo fue picando en la roca española para ir erosionando la defensa de Scariolo hasta devolver las tablas al marcador (43-43) con toda la segunda parte por jugarse. España seguía en pie tras 20 minutos, pero todavía tenía que aguantar las acometidas de un equipo de recursos casi ilimitados, pero la épica y la supervivencia son registros en los que los españoles se manejan bien.
Demoldor parcial de 6-22 tras el descanso
Por obra y gracia de Durant (27 tantos en su cuenta particular) y de una defensa más física Estados Unidos salió de los vestuarios dispuesto a noquear a su rival y con un parcial de 6-22 pusieron a los de Scariolo contra las cuerdas. España entró en una zona oscura en ataque y sólo era capaz de anotar por mediación de Ricky desde la línea de tiros libres. De hecho el nuevo base de los Cavs fue el único anotador de España (14 puntos en este acto para un total de 38 en su mejor partido con la selección) en los primeros seis minutos del cuarto. Insuficiente para hacer cosquillas a un equipazo como el norteamericano.
Parcial de 14-4 para España con cuatro ‘pequeños’
Con su infinito arsenal, las huestes de Popovich iban aumentando su renta y parecían tener el choque controlado. Mal hizo el equipo de las barras y estrellas en creérselo. Con un parcial de 14-4 con cuatro ‘pequeños en pista, España intentaba mantenerse en el choque para recortar la diferencia a seis puntos a falta de 10 minutos (63-69).MÁS EN MARCAScariolo: «Lo que más me impacta de Doncic es que parece imparable»MarcaKiko Matamoros a una ministra: «Dejen de hacer el ridículo todo el puto día»Marca
Los estadounidenses querían cerrar el choque y se empeñaron en desatar una tormenta desde el triple que les devolvió una renta superior a los 10 puntos. El combate era para los estadounidenses a los puntos a pesar del empeño de Ricky por llevarlo hasta el final del tiempo reglamentario con opciones.
A España todavía le quedaban golpes y los iba a soltar hasta el final. Si alguno conseguía conectar con el mentón podía tener su última oportunidad y si no, lo habría intentado hasta el final. Ese fue el desenlace de un choque que nunca se le escapó, pero del que tampoco fue dueño y que terminó entregando a un mayúsculo Kevin Durant y a su particular bestia negra.