Redacción: Jorge Gómez-Manzanilla-Abel Alaminos-Pedro Cánovas/LaNocheDelDeporteEspañolTV-deporteolimpico.net-blogolimpico.com/ Imágenes: @COE_es
Como si fuese una costumbre, la selección española de Hockey Hierba lograba una medalla olímpica cada veinte años, pasó en Roma 1960, continuó en Moscú 1980, se adelantó 16 años en Atlanta 1996 y siguiendo los parámetros tendría que llegar en Río 2016 pero nuevamente, como si de un parto se tratase, se adelantó y doce años después, en Pekín 2008 llegaría la cuarta medalla para el Hockey Hierba masculino, la medalla de Plata y la primera medalla para la era Maurits Hendrickx, el holandés, campeón olímpico con su país en Sídney 2000 y uno de los mejores seleccionadores del mundo y que tras una mala participación de España en Sídney 2000, el Hockey Hierba tampoco se libró de aquella lacra, la Federación quiso hacer un plan renove y apostar por uno de los mejores entrenadores del mundo.
De hecho, Maurits introdujo la tecnología en la selección con la aparición del GPS Sport y Omega Wave con el fin de controlar el movimiento sobre el césped y medir los parámetros físicos de cada jugar a lo que se sumó una nueva generación de grandes jugadores como Rodrigo Garza, Edi Tubau, los hermanos Alegre, David y Ramón y losgoleadores, Pol Amat y Santi Freixa.
Y España comenzó a sacar buenos resultados algo que no había logrado desde la Plata en Atlanta 1996 y la posterior, Plata en el Mundial de 1998. España lograría la Plata en el campeonato de Europa de 2003, la medalla de Oro en 2005, campeones de Europa, la Plata en el Mundial de 2007 y el Bronce en el Mundial de 2006.
Además, Hendrickx, con mando en la Federación, pidió que se implantase en Terrasa, habitual lugar de concentración de España, la misma pista que habría en Pekín 2008 a lo que se unieron la fabricación de mascarillas para controlar la alta polución que tiene la capital de China algo que afecta indudablemente a los jugadores y no digamos a aquellos que sufren asma.
Ya en Pekín, España debutó con triunfo ante Bélgica por (4-2), un triunfo que se acompañó de dos victorias más, obligatorias para estar en semifinales y en la pelea por las medallas. Se ganó a Nueva Zelanda por (1-0) y a los anfitriones, China por (2-1), tres de tres para nuestros RedSticks y clasificación para las mencionadas semifinales a pesar de perder ante Alemania (1-0) aunque se ganó, cuarta victoria en cinco partidos ante Corea del Sur por (2-1).
Y en la semifinal ante Australia, vigente campeón olímpico, España firmó el mejor partido del torneo y posiblemente de lo que llevamos de siglo XXI. Pasó de ir perdiendo (2-0) en apenas media hora a remontar con goles de Edi Tubau espectacular que en sólo cinco minutos empató a dos. Y el tercero no tardó en llegar, en una jugada de estrategia (por algo teníamos a Hendrickx como seleccionador), un penalti-córner transformado por Santi Freixa (2-3) y España que volvía a conquistar una medalla, la cuarta desde Roma 1960.
En la final ante Alemania, otra vez ante los teutones que aunque nos habían ganado en la primera fase, por la mínima, eso sí, España antes de marchar a Pekín, les habíamos goleado en un amistoso por (3-0).
Sin embargo, una final y más olímpica es una final y todo puede ocurrir. Un solitario gol de Zeller, de penalti-córner, nos privaba una vez más, como en Moscú 1980 y como en Atlanta 1996 de ser campeones olímpicos aunque nuestros RedSticks podrían presumir de haber subido hasta en cuatro ocasiones al podio de los metales y en tres de ellas, para ganar una Plata, medalla menos valorado en el momento de conseguirse que el Bronce pero pasado la tristeza de la final, lógicamente, mucho más valiosa que el tercer puesto o medalla de consolación.