Redacción: Laura Garmendia
Durante este fin de semana , una agresión ha sido la protagonista cuando una aficionada, parece ser que una madre de un jugador del juvenil en Grana, agredió e insultó a una colegiada. Pero no sólo fue esto el único episodio ya que el presidente del mismo equipo no quiso ser menos y se unió a descalificar a la colegiada de una manera despreciable y deplorable.
Los hechos ocurrieron durante la tarde de este sábado en Granada en el partido de Tercera Andaluza Juvenil que enfrentaba al Barrio de la Cruz y al Cijuela 2008. Una aficionada del Barrio de la Cruz, que se encontraba en la grada, comenzó a increpar a la colegiada tras acabar el primer tiempo: «Payasa, eres una gilipollas, pedazo de tonta», según recoge el Sindicato de los Árbitros en un extracto escrito por la misma árbitro agredida. Pero no quedó ahí. Los insultos y las amenazas prosiguieron durante el descanso y la segunda parte y, al finalizar el partido, la cosa se fue de las manos.
La individua, la cual no tiene otro nombre, consiguió llegar al vestuario y, tras soltar un «ahora te voy a matar», comenzó a agredir a la colegiada: «Se dirigió a mí golpeándome en el cuello, agarrándome del mismo y zarandeándome en varias ocasiones. Tuve que ser sujetada por varias personas, ya que sufrí un fuerte mareo».
El presidente del mismo equipo, Barrio de la Cruz, también quiso formar parte y se dirigió al vestuario donde la colegiada había sido llevada con ayuda de sus compañeros y donde sufría una crisis de ansiedad. «Esta tía no está capacitada para arbitrar. Bueno, las tías no están capacitadas para arbitrar», apuntó riéndose a carcajadas. Hay que añadir que el presidente tampoco colaboró para identificar a la agresora, que se fue del campo junto con su hijastro antes de que llegara la policía al lugar de los hechos.
La colegiada tuvo que ser trasladada al hospital debido a los golpes que recibió, donde le fue diagnosticadas cervicalgia, dorsalgia, policontusiones y magulladuras en el cuello. En el centro médico volvió a encontrarse con el presidente, que no tuvo otro acierto que decir: «Vaya, vaya cuento».
Tras salir del hospital, se dirigió a comisaría, donde denunció ante la Policía los hechos ocurridos en el campo durante el encuentro. Ahora sólo está en manos de la policía que estos hechos nos vuelvan a ocurrir.