Si todas y cada una de las medallas olímpica lleva aparejado un enorme esfuerzo de años para conquistar dichas hazañas, la siguiente medalla, la número 60 del olimpismo español podría añadirla un componente extra ya que en todos y cada uno de los deportes, la exigencia es máxima, los entrenamientos durísimos y las dietas estrictas pero en el caso de la Gimnasia Rítmica, más si cabe.
De hecho, la medalla de Oro lograda por el equipo español de Gimnasia Rítmica femenina llevó aparejado lágrimas de emoción, en el mismo podio, unas lágrimas de Tania Lamarca, componente del equipo en el mismo podio y que rompió a llorar justo cuando sonaba el himno nacional y se izaba la bandera, una imagen con la que abrieron la mayoría de los telediarios y que conmovió hasta al presidente del gobierno, José María Aznar que telefoneó a la propia Tania Lamarca para felicitarla por dicho metal dorado.
Además, dicha medalla llevó aparejada cierta polémica posterior acusando a la entrenadora del equipo, Emilia Boneva, búlgara afincada en España, por su dureza en los entrenamientos y en las dietas estrictas, en un chalet en Canillejas donde vivía Boneva con su familia y con las seleccionas y a la que incluso llegaron a acusarla de espía soviética.
Años más tarde, Tania Lamarca y la periodista Cristina Gallo publicaron un libro, Lágrimas por una medalla donde aclararon la batería de mentiras que salpicaron a Boneva y a esa casa de los horrores, un libro donde sí se relata el tremendo esfuerzo realizado por todas las deportistas pero también la valía de Boneva que era una madre para todas ellas y que logró alcanzar la cima para el equipo nacional con ese Oro Olímpico en Atlanta 1996, en un deporte reservado para la URSS y tras su desmembración para rusas, búlgaras, ucranianas, uzbekas etc…
De hecho, España tras la Plata de Carolina Pascual en Barcelona 1992 se iba haciendo un nombre y ganándose respecto en esos países del antiguo bloque soviético y antes de Atlanta 1996, España había realizado un ciclo olímpico SOBRESALIENTE.
Bronce en el campeonato de Europa en 1993 en cuatro Aros y cuatro Mazas, Bronce en seis cuerdas y en cuatro aros y cuatro mazas en el Mundial de 1994 celebrado en París, dos Bronces en el campeonato de Europa de Praga 1995 y antes de Atlanta 96, un peldaño más con dos Platas y un Oro, en tres pelotas y dos cintas en el mundial de Viena en 1995 y un Oro en tres pelotas y dos cintas en el Mundial del año siguiente, meses antes de los Juegos, en Budapest 1996.
La nota negativa fue la marcha de María Pardo, componente del equipo nacional que no pudo resistir la presión y que tras Atlanta 1996 y en boca de la propia Lamarca, lanzó una serie de mentiras sobre Emilia Boneva que sorprendiendo a todas las componentes del equipo.
Ya en Atlanta 96, España demostró que estaba allí para pelear no sólo por metal sino para ganar el Oro. De hecho, fuimos segundas tras la primera jornada y a sólo 50 milésimas de Bulgaria.
España bordó los ejercicios especialmente en cinco aros y con tres pelotas y dos cintas alcanzando la primera posición hasta la espera de Rusia que quedaba por terminar su ejercicio.
Y Rusia falló y de qué manera, una pelota rodó por el tatami mientras las chicas esperaban en el vestuario ya que por superstición no quisieron verlo. Almudena Cid tal y como relata Fernando Carreño en su libro Héroes Olímpicos Españoles, sí siguió la competición y entró a felicitar a las componentes del equipo que ya eran campeonas olímpicas.
Ya en el podio, himno nacional y esas lágrimas de Lamarca que emocionaron a toda España. Sin duda, la medalla más sufrida y más llorada, tanto por el esfuerzo previo como por la posterior satisfacción de un trabajo bien hecho de todo el equipo incluida la seleccionadora, Emilia Boneva.