Redacción: Jorge Gómez-Manzanilla-Abel Alaminos-Pedro Cánovas/ LaNocheDelDeporteEspañolTV-deporteolímpico.net-blogolímpico.com/ Imágenes: RTVE
Con la medalla de Bronce del nadador en 200 metros Braza, Sergi López, en Seúl 1998, España además de abrir el cajón de los metales dejaba patente que se prepararía para hacer algo grande en las olimpiadas que organizaríamos cuatro antes después, en concreto, en Barcelona 1992.
Y es que el año 1992 es un año mágico, irrepetible de momento (en Tokio 2020 tenemos la gran oportunidad de igualar esas 22 medallas, 23 con la de Blanca meses antes en los Juegos de Invierno) y en definitiva, el año del DEPORTE ESPAÑOL, el año donde España se situó aunque sólo fuera por unas semanas y de manera momentánea entre las grandes potencias del deporte olímpico.
Antes de analizar las 22 medallas de Barcelona 1992 y sin entender la razón, en nuestra historia olímpica aparece una medalla que parece pasar desapercibida pero que fue tan importante o más que las posteriores de finales de julio e inicios de agosto de Barcelona 92.
Sin duda, hablamos de la primera medalla olímpica lograda por una española, en concreto, por Blanca Fernández Ochoa, hermana del gran Paquito, ambos tristemente fallecidos y sin haber sido reconocidos como debería ser por su Federación (a otras sin lograr tanto éxito, como María José Rienda, sí la colocaron al menos los del Consejo Superior de Deportes pero esa es otra historia).
En cuanto a Blanca, la hermana pequeña de los Ochoa, una saga en el esquí español homóloga a los Doreste en Vela o los Sánchez Vicario en Tenis, se forzó junto a su hermano en aquellas pistas de esquí de Cercedilla y Guadarrama y que a pesar de su juventud, en Albertville viviría sus cuartas olimpiadas y con ganas de superar esos dos diplomas olímpicos en el Gigante en Sarajevo 1984 y posteriormente, quizás el más doloroso, en Calgary 1988 donde tras ser primera en la primera manga y gritarle al bueno de Paquito, ¡¡El ORO es mío!!, se cayó en la segunda y fue quinta finalmente en el Eslalon.
Ahora que era la mejor esquiadora en 1992 había ganado en el Gigante en 1990 en Morzine y en 1992 en Lech y dos terceros puestos en la Copa del Mundo 1991 y 1992.
Sin duda, era el momento de Blanca aunque el 12º puesto en el Gigante frenó un optimismo reinante con el que llegó a la región de los Alpes franceses.
Conociendo el circuito casi de memoria, Blanca terminó la primera manga en segunda posición firmando además, a mitad de bajada el mejor tiempo. Blanca, sonriente, pensaba incluso en el Oro, una medalla dorada que fue para la austriaca Petra Kronberger con un tiempo de 1:32.98.
Tras ella salió Blanca y aunque no la superó si logró un tiempo de medalla, 1:33.35, una tercera plaza a la espera de la actuación de la norteamericana Julie Parisien, una actuación que Blanca y toda España vivimos con el corazón en un puño.
Finalmente, un Bronce que sabía Oro ya que marcaría el camino de las otras dos medallas que décadas más tarde lograrían Reggino y el gran patinador europeo, Javier Fernández, una medalla que esta sí (la de la judoca Miriam Blasco que luego analizaríamos era la primera olímpica de unos Juegos Olímpicos de Verano), era la primera de una deportista española en unos Juegos. Había comenzado, el imborrable y mágico 1992 para el deporte olímpico español.