Redacción: Jorge Gómez-Manzanilla-Abel Alaminos-Pedro Cánovas/LaNocheDleDeporteEspañolTV-deporteolimpico.net-blogolimpico.com/ Imágenes: LaLigaSports.com
Tras aquella medalla de Bronce conseguida ante Francia en Atlanta 1996 y todo el carácter mediático que ello conllevó, no en vano, ese día se conocieron la Infanta Cristina y el jugador Iñaki Urdangarín y comenzaron un noviazgo que concluyó en boda, un 2 de Octubre de 1997, el balonmano alcanzó una lógica aureola de deporte mediático ya que aficionados o no al mismo, Iñaki era conocido por todos.
Sin embargo, tal y como indicaba el seleccionador español, Juan de Dios Román, no se ganan los partidos con la fama y España tendría nuevamente que remar y colarse entre selecciones más potentes, a priori, para estar en el podio.
De hecho, en el ciclo olímpico, la selección había dado una de cal y otra de arena, la de arena en dos mundiales donde España fue séptima y cuarta en 1997 y 1999, respectivamente mientras que en los europeos, España sí había subido al cajón por los metales con el segundo y tercer puesto en 1998 y 2000.
A pesar de todo, Suecia, Yugoslavia y Rusia estaban por delante mientras que Francia que vivía una transición parecía no recuperarse desde aquella semifinal olímpica ante Croacia que la costó el Bronce ante España.
En un grupo de cocos con Suecia y la propia Francia, España debutó con un sufrido triunfo ante Túnez (24-22), una selección que años más tarde y tras organizar su mundial de 2005 que precisamente ganó España, se iría haciendo un hueco en la pomada entre las grandes selecciones.
Segundo triunfo ante la cenicienta Australia, anfitriona además, por (39-23) con diez goles de Rafa Guijosa. Se cayó ante Francia aunque por dos goles (23-25), un resbalón que se palió rápidamente con el triunfo ante Eslovenia (31-28) y rozando casi el milagro cayendo por la mínima ante Suecia (27-28), con polémica arbitral incluida.
En Cuartos tocaba Alemania y se ganó en una final de infarto donde Alemania nos pudo ganar pero Kretschmar estrelló el balón en el larguero con Barrufet ya batido y a los 12 segundos, exclusión de Roos tras hacer falta a Guijosa y el propio Rafa, hace el (27-26) que da el triunfo a España y el billete a semifinales.
En semifinales, Suecia demuestra la superioridad, esta vez sí y nos pasa por encima (25-32) y una pelea por el Bronce ante la potente Yugoslavia a la que habíamos dejado sin Juegos en Atlanta 96.
Lógicamente, las marrullerías típicas de los balcánicos aparecieron hasta en la previa pero España no cayó en las provocaciones y se centró en superar a los yugoslavos. (27-22) con siete goles de Ortega, seis de Guijosa y un soberbio Barrufet daban al balonmano masculino español su segunda medalla olímpica consecutiva, otra vez colándonos entre las favoritas a medalla.